Una de las motivaciones del óptico optometrista y CEO de Óptica Bajo Aragón, Óscar Pérez, para impulsar `El color de las sonrisas´, un proyecto solidario que repartirá 300 gafas desde Turquía hasta Mongolia, quizá tuviese su origen en la expresión de aquel lama (un maestro espiritual en la religión budista) ...
Una de las motivaciones del óptico optometrista y CEO de Óptica Bajo Aragón, Óscar Pérez, para impulsar `El color de las sonrisas´, un proyecto solidario que repartirá 300 gafas desde Turquía hasta Mongolia, quizá tuviese su origen en la expresión de aquel lama (un maestro espiritual en la religión budista) al ponerse sus primeras lentes para corregir la presbicia y poder leer después de 20 años: puso los ojos como platos.
"Ese hombre, como muchas personas en el mundo, cuando padece de vista cansada no tiene la opción de unas gafas que le compensen la presbicia. Hay otras necesidades más imperiosas", reflexiona Pérez.
De ahí que este profesional vuelva a subirse a la moto para realizar los más de 8.000 kilómetros que separan España del país asiático. Sabe que se va "en solitario", pero asegura que no le importa porque así puede hacer el viaje que quiere. "Cada día es una aventura" que dará comienzo el próximo 2 de mayo. El hilo conductor es cruzar Europa, Turquía (donde prevé llegar para el 13 de ese mes), Irán, Paquistán y, luego, "ya veremos". Dependerá de si China abre o no su frontera.
Aunque Mongolia es el primer destino, tiene planes alternativos en caso de que no sea posible llegar. "Si la frontera china sigue cerrada, cruzaré a la India, entraré a Nepal e iré por allí con la moto repartiendo gafas, que también es un país muy necesitado. Incluso a la frontera de Bután, si me dejan".
Del total de 300 gafas, el óptico optometrista llevará en su mayoría las que corrigen la vista cercana. "Hay que ser práctico", asume. Por eso se guardará hasta 150 de diferentes graduaciones: desde +1,5 hasta +3,5. "Y en función un poco de la edad y la persona se puede calcular. En la mayoría de casos, haces un gran papel", prosigue.
Además, también habrá sitio para gafas sin graduar, pensadas para niños y adolescentes escolares. Teniendo estas, explica Pérez, "pueden ir a su hospital para que le gradúen o, si se lo pueden permitir, a una óptica y comprar unos cristales para esa gafa". A todo el material se suman las gafas de sol, también sin graduar, de las que señala: "son necesarias y se valoran mucho".
Indo, OPTIWIN…
Son solo algunos de los patrocinadores que ya apoyan este viaje solidario. A las compañías se les suma el establecimiento Central Óptica, de La Coruña, empresas locales de la zona de Alcañiz (donde tiene su sede Óptica Bajo Aragón), en la provincia de Teruel. Su contribución permitirá preparar la moto, el equipo y las cámaras que rodarán el documental que saldrá de este periplo.
Pérez adelanta que todavía se pueden sumar más patrocinadores "para ayudar a que esto sea un éxito", ya que la fecha hasta la que habrá posibilidad de hacerlo es, como máximo, hasta este 20 de abril.
Y, evidentemente, también cuentan con la colaboración de los vecinos y las personas que acuden hasta alguno de los cuatro centros ópticos y el centro auditivo que la empresa tiene por la provincia. "La población ya nos conoce, nos traen gafas continuamente y colaboran mucho", añade.
Aunque físicamente estará solo, gracias a la participación de tantas personas a través de apoyo o donaciones de material, irá actualizando su ruta a través de las cuentas de Instagram y Facebook de Óptica Bajo Aragón.
"Queremos compartirlo para que toda la comunidad óptica disfrute y para llevar un mensaje feliz dentro de tantas noticias malas", contrapone.
El documental y el libro resultantes de todo el viaje (cuya presentación en Alcañiz, estima Pérez, será para estas Navidades) pondrán el broche de oro a una experiencia que también tiene un marcado tinte personal.
Abrir la mente, primero, y mentorizar después
"Creo que puedo llegar a ayudar a la gente a tener más vacaciones". De esta manera resume, medio en broma medio en serio, su intención una vez completado este proyecto. A su vuelta comenzará una formación de coaching y gestión de equipos durante dos años que, junto al aprendizaje de apertura de mente a "muchas formas de vida, de opinar", cree que le permitirán conseguir su objetivo.
"Y quien me pueda necesitar, que me llame y ayudar humildemente a que otros ópticos estén más felices en sus trabajos. Hay muchos compañeros autónomos como yo que no pueden ni llegar a tomarse una semana de vacaciones al año", pone de relieve.
Con la parte de gestión de sus ópticas completamente controlada, se enorgullece del equipo de 17 personas que compone Óptica Bajo Aragón. "¡Y funciona aun yéndome yo cuatro meses!", se enorgullece.
"Estamos cambiando el mundo demasiado rápido"
Al igual que cada vez hay menos glaciares de los que disfrutar debido a su derretimiento a causa del cambio climático, hay también menos oportunidades de encontrar formas de vida alejadas de la globalización. "Es uno de los pocos lugares en el mundo en los que la gente vive fuera de ella", expone Pérez, quien confiesa estar "prendado" de ese país.
Según explica, el 60% de la población mongola es nómada, y se desplaza en función de las necesidades de su ganado. Una forma de vida que se acabará dentro de unas décadas debido al atractivo de las ciudades, como la capital, Ulan Bator, entre los jóvenes provenientes de zonas rurales.
"La mayoría de ellos no están volviendo. Según los expertos en este tema, quedan como 20 o 30 años para que esta forma de vida se abandone".
De ahí que una de las experiencias que más le apasiona es la de acompañar a las maestras itinerantes: van con las familias a cuyos hijos enseña durante el curso. Habitan las viviendas tradicionales mongolas, conocidas como Yurtas. "Y el vivir de esa manera y estar felices con esa vida, sin necesidad de nada más, es algo que me fascina. Eso lo quiero vivir", concluye Pérez.