Un estudio relaciona los problemas auditivos con el doble de posibilidades de sufrir caídas y lesiones

Elaborado por GAES, una marca Amplifon, ha analizado este deterioro en el sistema auditivo con unos accidentes que suponen 646.000 muertes en todo el mundo.

07/06/2021

Una publicación de GAES, una marca Amplifon, elaborada por un comité de especialistas otorrinolaringólogos focalizados en la salud auditiva, ha revelado una relación directa entre los problemas de audición y el índice de caídas, poniendo una especial atención en las personas mayores, que son las más susceptibles a sufrir este ...

Una publicación de GAES, una marca Amplifon, elaborada por un comité de especialistas otorrinolaringólogos focalizados en la salud auditiva, ha revelado una relación directa entre los problemas de audición y el índice de caídas, poniendo una especial atención en las personas mayores, que son las más susceptibles a sufrir este tipo de accidentes.

Esta asociación entre deterioro auditivo y lesiones por caídas, que pueden llegar incluso a la muerte, tiene mucho que ver con la pérdida de equilibrio y la fragilidad de las personas mayores. Los trastornos de equilibrio afectan a un 8,3% de las personas de más de 65 años y es precisamente esa falta de equilibrio la que aumenta considerablemente las posibilidades de sufrir caídas accidentales. Unas caídas que, sumadas al estado de fragilidad propia de la edad, provocan un incremento en la probabilidad de muerte accidental.

En su Documento sobre Fragilidad y Presbiacusia, el Comité Científico de GAES hace referencia a diferentes estudios en los que se analiza esa vinculación entre la pérdida auditiva y las probabilidades de sufrir una caída. Entre ellos destaca la conclusión de que cada 10dB de pérdida auditiva, la probabilidad de sufrir una caída se multiplica por 1,4, una ratio muy similar a los resultados obtenidos también en otras investigaciones y que confirman los resultados obtenidosiii. De hecho, otra de las conclusiones del Documento es que la pérdida auditiva puede llegar a prácticamente doblar (multiplicando hasta 2,39) el riesgo de sufrir una caídaiii. Referido al equilibrio, una pérdida de tan solo 10 dB equivale prácticamente a un incremento de 10 años en la edad del adulto mayor.

"Estudios epidemiológicos demuestran que el riesgo de desarrollar una presbiacusia se incrementa entre un 4 y un 9% cada año a partir de los 55, y con una mayor prevalencia entre los hombres. Esto demuestra que los problemas auditivos afectan significativamente la calidad de vida de las personas", ha señalado el doctor Justo Gómez miembro del Comité Científico de GAES y Jefe de Sección de Otología del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA).

Son datos preocupantes a nivel mundial, pero también en España, que, con una media de 83 años, es el tercer país, después de Japón y Suiza, con la población más envejecida en todo el mundo. En España, solo el año pasado, se produjeron 1.300 muertes por caídas accidentales que, con el suicidio, son la principal causa de muerte por razones ajenas a una enfermedad. 1 de cada 3 personas mayores de 65 años padecen algún tipo de pérdida auditiva discapacitante y, en 2050, se espera que más del 15% de la población española sea mayor de 80 años.

Sin embargo, y cómo ha destacado el doctor Justo Gómez, "la audición no ha solido considerarse un factor de riesgo de caídas en esta población. Sin embargo, informes como nuestro Documento sobre Fragilidad y Presbiacusia demuestran el estrecho vínculo entre la pérdida de audición y la incidencia de caídas. Es por eso por lo que la identificación de factores de riesgo modificables asociados a las caídas en adultos mayores ha de ser una de las principales líneas de intervención para la salud pública de la población. Por ejemplo, se ha observado que la corrección de la hipoacusia en los pacientes mayores se asocia a una clara mejoría en la inestabilidad que padecen".

En el Documento sobre Fragilidad y Presbiacusia, el Comité Científico de GAES también recoge los factores predisponentes asociados a la presbiacusia como las enfermedades cardiovasculares y otras consecuencias no auditivas como la relación entre pérdida auditiva y deterioro cognitivo.

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