El COOCYL explica la importancia de llevar gafas de sol y la manera de elegirlas

El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León recuerda que la exposición prolongada a las radiaciones ultravioletas puede causar diferentes problemas visuales, algunos de ellos graves.

20/05/2022

Las gafas de sol son mucho más que un apreciado complemento de moda, ya que se trata de un producto sanitario fundamental para proteger la salud visual. Sobre todo en estas fechas cercanas al verano, en las que los rayos solares incidan más perpendicularmente sobre la tierra, y, por tanto, ...

Las gafas de sol son mucho más que un apreciado complemento de moda, ya que se trata de un producto sanitario fundamental para proteger la salud visual. Sobre todo en estas fechas cercanas al verano, en las que los rayos solares incidan más perpendicularmente sobre la tierra, y, por tanto, las radiaciones pueden causar mayores perjuicios.

Las gafas de sol deben estar homologadas, con filtros especiales para evitar las radiaciones dañinas, como el infrarrojo y el ultravioleta, lleguen al ojo y ajustadas a las necesidades y condiciones de cada individuo, para lo que es fundamental el asesoramiento de un profesional sanitario óptico-optometrista.

"Existe una gafa de sol adecuada para cada actividad. Por eso, el lugar idóneo para adquirir una protección solar son los establecimientos sanitarios de óptica, donde el óptico-optometrista te puede asesorar sobre la mejor opción", asegura la vicedecana del Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL), Ana Belén Cisneros.

La experta indica algunos ejemplos en los que no es lo mismo adquirir unas gafas de sol para conducir que para realizar deporte o para ir a alta montaña o a la nieve, en cuyo caso la categoría solar debe ser 4, y no son recomendables para conducir porque son demasiado oscuras. "La categoría solar y el filtro que aconsejamos en cada caso es diferente", añade Cisneros, pero siempre teniendo en cuenta que son necesarias para protegernos de los evidentes peligros del sol.

Los riesgos del sol en los ojos

Los ojos son 20 veces más sensibles que la piel a la influencia de los rayos solares, y la exposición prolongada a la radiación ultravioleta puede provocar una pérdida temporal de la visión. Además, sus efectos dañinos son acumulativos y sus riesgos continúan aumentando con el paso del tiempo.

Con unas gafas de sol homologadas, nos aseguramos la protección de la radiación UV del sol, que puede causar fotoqueratitis y cataratas; así como crecimientos celulares, en su mayoría benignos, en la superficie ocular, como pterigión, que es una membrana vascularizada que invade la córnea y progresa hacia la pupila, o pingüécula, una lesión de color amarillento cerca del limbo corneal. Sombreros y gorras pueden bloquear aproximadamente el 50% de la radiación UV de los ojos, pero, según los especialistas, no aseguran una protección suficiente, sobre todo en la playa, en la alta montaña o en el mar abierto.

La exposición a largo plazo a la luz azul y violeta del espectro solar es también un importante factor de riesgo de la degeneración macular, especialmente en personas que son "más sensibles al sol". Las gafas de sol, además, nos procuran una visión cómoda, ya que evitan que el brillo del sol y su resplandor, sobre todo en determinadas superficies, interfiera en la capacidad de ver con claridad y provoque que se entrecierren los ojos.

Facilitan igualmente la adaptación a la oscuridad. Pasar dos o tres horas a pleno sol puede obstaculizar la capacidad de adaptarnos rápidamente a los niveles de luz durante el anochecer o en interiores. Esto puede provocar que la conducción de vehículos por la noche, después de pasar un día al sol sin gafas protectoras, se convierta en una actividad peligrosa. Por último, usar gafas de sol con asiduidad disminuye el riesgo de cáncer de piel, al igual que ocurre con las cremas solares. Los tumores de los párpados y de la piel alrededor de los ojos son cada vez más comunes.

La visión de los niños

En el caso de los niños, la necesidad de utilizar gafas de sol homologadas es aún mayor, ya que el ojo de los más pequeños resulta más vulnerable que el del adulto. Antes del primer año de vida, el cristalino, que ejerce de filtro, deja pasar a la retina el 90% de la radiación UVA y el 50% de la UVB; además, la pupila permanece más dilatada que la de los adultos, y la pigmentación del ojo, que actúa como barrera protectora, se va oscureciendo con el paso del tiempo.

La consecuencia es que, según los expertos, casi el 50% de la radiación ultravioleta a la que nos vemos expuestos a lo largo de la vida se produce antes de cumplir los 18 años. Y eso conlleva daños a corto plazo (queratitis o quemaduras solares, fotofobia y enrojecimiento de los ojos), pero también, y lo que es más preocupante, el daño a largo plazo puede ser más grave, en forma de alteraciones corneales, lesiones degenerativas y quemaduras agudas en la retina, que afectan a la visión de forma permanente.

Por todo ello, desde COOCYL se insiste en que todas las personas deben utilizar habitualmente gafas de sol al aire libre si están trabajando, conduciendo, haciendo deporte, caminando o realizando cualquier otra actividad bajo el sol, porque "la radiación solar afecta a nuestros ojos y a nuestra piel incluso en días nublados".

¿Cómo elegir las gafas de sol?

Solo las gafas de sol adquiridas en establecimientos sanitarios, bajo el consejo y prescripción de un óptico-optometrista, podrán garantizar la calidad de los filtros y la salud visual del usuario durante su utilización. Si no es así, incluso puede ser mejor no llevar ninguna protección.

"Siempre es peor llevar unas gafas de sol de mala calidad que no llevar nada, porque al ponernos un filtro oscuro la pupila se dilata. Si estamos con la pupila más dilatada y las gafas de sol no filtran el 100% de radiación ultravioleta, una gran parte de esta radiación pasará al interior de los ojos, pudiendo causar lesiones", explica en este sentido la vicedecana de COOCYL.

Los aspectos que debemos tener en cuenta a la hora de elegir gafas de sol son cinco. La primera es las situaciones de uso, ya que debemos saber en qué momentos vamos a necesitar una protección adecuada a nuestra salud visual. Además, debemos tener en cuenta el filtro de protección. Es preciso conocer qué tipo de filtros llevan nuestras gafas de sol, según nuestras actividades.

El filtro solar debe protegernos completamente de la radiación ultravioleta (UV), independientemente del color del cristal, y adaptarse al uso que vayamos a hacer de las gafas: deportes náuticos, paseo, senderismo de montaña, etc. Existen cinco tipos diferentes de filtros clasificados según la norma ISO 8980-3 –del 0 al 4–, en función de la menor o mayor capacidad de absorción lumínica que posean, estando encuadradas la mayoría en las categorías 2 o 3.

Además, debemos tener en cuenta la calidad de las lentes, ya que las lentes de baja calidad pueden dejar pasar la radiación solar a pesar de ser muy oscuras, pueden deformarse y causar aberraciones ópticas. Debemos contemplar también la calidad de las monturas, porque es importante que estas cubran los laterales del ojo con el fin de no dejar pasar la radiación solar. Finalmente, debemos tener en cuenta que en personas intervenidas, por ejemplo de cataratas, el uso de las gafas de sol es absolutamente recomendado.

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