Juan Miguel Moyá de la Óptica Balear de Palma de Mallorca se hizo óptico optometrista "porque me gusta mucho la física, y en concreto, la óptica que es una parte de ella. No solo me interesa la óptica oftálmica, sino también la óptica instrumental". Lleva trabajando como óptico optometrista desde ...
Juan Miguel Moyá de la Óptica Balear de Palma de Mallorca se hizo óptico optometrista "porque me gusta mucho la física, y en concreto, la óptica que es una parte de ella. No solo me interesa la óptica oftálmica, sino también la óptica instrumental". Lleva trabajando como óptico optometrista desde el año 90 y, desde entonces, asegura que "han sido muchos los cambios. Nuevas tecnologías, exigencias y mucho más conocimiento de los tipos de lentes, por parte de los pacientes". Considera que, de unos años a esta parte, "la calidad de las lentes ha mejorado mucho", así como un mayor reconocimiento por parte de la gente de la figura del óptico optometrista. Lo que se ha traducido en una "mayor confianza en él".
Por ello, el día a día en Óptica Balear se centra en la atención al cliente. "En escuchar y dar soluciones a cada una de las demandas de los pacientes", asegura Juan Miguel Moyá. Unas necesidades que hacen que "en la óptica el óptico optometrista realice todas las labores: dependiente, taller y gabinete". Unas tareas imprescindibles para que cumplir con las demandas de los clientes que necesitan ser escuchados. Es fundamental "crear una buena sintonía y ofrecerles una solución a su problema visual", señala Juan Miguel Moyá. Al fin y al cabo, "la finalidad es ver bien y cómodamente con sus gafas".
Desde sus inicios hasta ahora, ha habido ciertos cambios. Por un lado, "los pacientes son más exigentes y conocen más el producto porque tienen a su alcance mayor información". Por otro, "ha evolucionado mucho la tecnología de los instrumentos, así como la calidad de las nuevas lentes". En los 90, "casi todas las lentes eran minerales, mientras que ahora casi todas son orgánicas". Unos cambios que también se notan en "la introducción masiva de las lentes progresivas y en cada vez más lentes ocupacionales, por la mayor demanda en visión próxima o intermedia. Lo que conlleva la casi total desaparición de las lentes bifocales".
El tema Covid-19 en la tienda "básicamente ha implicado implementar las medidas de prevención obligatorias, como el uso de mascarillas, mayor higiene de manos y limpieza o desinfección más profunda de la óptica, gafas e instrumentos". Y, sobre todo, un cambio en la atención a los pacientes "potenciando el uso de un sistema de citas, principalmente para las revisiones en gabinete".
Juan Miguel Moyá cree que, en el futuro, "el mundo de la óptica se dirige hacia una mayor especialización y trato más personalizado e individualizado". Porque entiende que, "de otro modo, las ventas por internet y las ópticas de venta rápida acabarán imponiéndose". Y puntualiza, "aunque la óptica ofrece mayor seguridad al cliente, la venta de gafas de sol se está imponiendo en otro tipo de establecimientos".