"Elegí ser óptica optometrista porque combinaba lo científico, lo comercial y también el mundo de la moda"

Gemma Salas es óptica desde hace más de tres décadas. Lamenta que los productos ópticos han sido tradicionalmente devaluados debido a la venta a pie de calle o en gasolineras.

03/09/2021

Con casi 35 años dedicados al mundo de la óptica, Gemma Sa­las conoce muy bien esta profesión. Comenta que se hizo óptica optometrista "porque conocía muy bien en lo que consistía ser óp­tico optometrista", ya que su padre y su abuelo ya se dedicaban a este sector. Le viene de ...

Con casi 35 años dedicados al mundo de la óptica, Gemma Sa­las conoce muy bien esta profesión. Comenta que se hizo óptica optometrista "porque conocía muy bien en lo que consistía ser óp­tico optometrista", ya que su padre y su abuelo ya se dedicaban a este sector. Le viene de familia. Por ello no es de extrañar que, como ella misma cuenta, "desde pequeña iba a trabajar alguna tarde a la óptica, aunque, como era muy tímida, no quería estar de cara al público, y mi trabajo consistía en ayudar en la parte admi­nistrativa". A pesar de su timidez, añade, "elegí ser óptica optome­trista porque tenía un poco de todo. Una parte científica, otra más comercial y también el mundo de la moda. Me gusta la mezcla".

Casi 35 años de profesión, de los cuales 28 los ha realizado en tienda, a pie de calle, ya que "con anterioridad había trabajado en clínicas oftalmológicas, dedicándome a optometrías y adap­tación de lentes de contacto".

Actualmente, en la óptica que lleva su nombre en Cambrils (Tarragona), su día a día "consiste en un poco de todo. Recibir el material, atender a los clientes, refracciones, adaptación y con­troles de lentes de contacto, etc. También actualizar escaparates y tener controlada la parte administrativa".

Un variado trabajo día tras día que le permite aseverar que lo que más demandan sus clientes son "principalmente gradua­ciones y servicio post venta".

A lo largo de todos estos años de experiencia, Gemma Salas se ha dado cuenta de que la profesión ha sufrido graves perjui­cios, principalmente por "la venta en todo tipo de comercios, de productos que correspondían al mundo de la óptica. Productos que ahora se venden incluso en gasolineras". La consecuencia es que "aunque la calidad del producto no tiene nada que ver con el que ofrece una óptica y, en muchísimas ocasiones, puede llegar a ser incluso dañino, ha hecho disminuir la venta a pie de calle".

Unas ventas que también han descendido como consecuencia del Covid-19. Gemma Salas considera que la compra compul­siva, "el capricho, se ha resentido mucho con la pandemia". Aun­que, por otro lado, el coronavirus ha provocado más trabajo, ya que considera que "la parte visual creo que ha requerido mu­cha más atención".

Si hablamos de futuro, la óptica de Cambrils considera que su profesión debe dirigirse hacia "una atención personalizada". Y puntualiza: "Como centros sanitaros que son las ópticas, deben trabajar siempre de la mano y bajo el amparo de los organismos oficiales a los que pertenecemos".

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