Día Mundial del Síndrome de Down: El 60% padece problemas oculares

Se estima que en España unas 34.000 personas, y un total de seis millones en el mundo tienen síndrome de Down. De ellas, el 60% presenta problemas oculares. Entre las alteraciones visuales más frecuentes se encuentran la hipermetropía, la miopía, el astigmatismo, el estrabismo, los nistagmos y las cataratas, entre otras. Expertos del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega recomiendan una visita inicial al oftalmólogo a lo largo del primer año de vida del paciente y, a partir de ese momento, una revisión anual durante el resto de su vida. Mañana martes se conmemora el Día Mundial del Síndrome de Down.

20/03/2023

Se estima que en España unas 34.000 personas, y un total de seis millones en el mundo, tienen síndrome de Down y de ellas el 60% presenta problemas oculares. Además, diferentes estudios han comprobado que en estos pacientes existe una mayor incidencia de alteraciones oftalmológicas y de la calidad de ...

Se estima que en España unas 34.000 personas, y un total de seis millones en el mundo, tienen síndrome de Down y de ellas el 60% presenta problemas oculares. Además, diferentes estudios han comprobado que en estos pacientes existe una mayor incidencia de alteraciones oftalmológicas y de la calidad de la visión en comparación con el resto de la población.

"Las alteraciones visuales y oculares son diversas y de gran importancia en la morbilidad de estos pacientes, siendo el grupo de mayor riesgo la población pediátrica", explica la Dra. Lucía Fernández-Vega Sanz, del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega. "A pesar de que todas estas alteraciones empiezan en la infancia, la mayoría de las veces pueden ser detectadas para evitar complicaciones a largo plazo", añade.

Principales manifestaciones oculares del síndrome de Down

Las alteraciones visuales y oculares en los pacientes con síndrome de Down son las mismas que aquejan a la población infantil en general, sin embargo, en estos pacientes ocurren con mayor frecuencia y en un grado más marcado. Estas pueden clasificarse en cuatro grupos: defectos refractivos, trastornos de la motilidad ocular, cataratas y patologías menos prevalentes.

Entre los defectos refractivos se encuentran la hipermetropía, un problema que hace que los objetos cercanos se vean borrosos; la miopía, que se manifiesta cuando el paciente percibe borrosos los objetos lejanos; y el astigmatismo, una imperfección en la curvatura de la córnea o el cristalino del ojo que provoca el desenfoque de la visión.

En la mayoría de los casos estos defectos pueden ser corregidos con gafas y se aplican las mismas pautas que para la población general. Aunque no es lo habitual, se pueden adaptar las lentes de contacto, y, solo de manera excepcional, cuando resulta imposible la corrección con gafas, puede estar indicada la cirugía refractiva en cualquiera de sus modalidades.

En cuanto a los trastornos de la motilidad ocular, en los que se ven afectadas las condiciones motoras y de acomodación, se encuentran afecciones como el estrabismo, que corresponde a la falta de paralelismo de los ejes visuales de manera que cada ojo apunta a una dirección diferente. Así mismo, es frecuente la presencia de nistagmos, oscilaciones involuntarias y repetitivas de los ojos. Ambas afecciones pueden provocar posiciones anómalas de la cabeza o tortícolis.

Por otro lado, las cataratas, también comunes en estos pacientes, presentan características diferentes según la edad en la que aparecen. En el recién nacido suelen ser totales; en la infancia, suturales y arqueadas periféricas; durante la adolescencia, corticales puntiformes; y, en el adulto, puede darse la evolución de cualquiera de las anteriores. Es por lo que resulta imprescindible su diagnóstico precoz para evitar que esta patología evolucione comprometiendo la capacidad visual y para que el tratamiento quirúrgico sea lo más eficaz posible.

Finalmente, entre las patologías menos prevalentes se encuentra la blefaritis, un enrojecimiento crónico del borde libre palpebral y descamación entre las pestañas, y cuyo tratamiento incluye una adecuada higiene palpebral y pomadas antibióticas y antiinflamatorias. También son comunes las obstrucciones lagrimales, que pueden requerir una solución quirúrgica.

Prevención como parte del diagnóstico precoz

Desde el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega se recomienda a los padres y cuidadores de pacientes con síndrome de Down realizar una visita inicial al oftalmólogo durante los primeros meses de vida, especialmente para descartar la presencia de cataratas, que en la mayoría de los casos requieren una actuación inmediata. A partir de este momento, la recomendación es una revisión anual durante toda su vida.

"Las patologías oculares alteran de forma significativa la calidad de vida en los pacientes con síndrome de Down y la de su familia. Por ello, que tanto padres como la comunidad médica en general den importancia desde el nacimiento a las alteraciones visuales y oculares puede derivar en acciones preventivas y tratamiento precoz que influyan positivamente en el desarrollo y el bienestar futuro de estos pacientes", concluye la Dra. Lucía Fernández-Vega Sanz.

El Instituto Oftalmológico Fernández-Vega colabora estrechamente con este colectivo tanto a través de las revisiones oftalmológicas gratuitas que promueve la Fundación Fernández-Vega como con la inclusión en su plantilla de personal, una experiencia que valora muy positivamente y con la que se siente absolutamente satisfecho.

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