La población hace oídos sordos a los problemas de audición

1.500 millones de personas en el mundo viven con algún tipo de problema auditivo, más de 7 de ellas en España. Las soluciones disponibles mejoran sustancialmente la calidad de vida de quienes tienen pérdida auditiva, mientras que la prevención podría evitar el 60% de los casos.

27/04/2023

Hoy más que nunca la salud auditiva requiere una atención especial. Un claxon que suena, una obra taladrando los oídos, coches circulando, gente a viva voz en los bares y restaurantes… Tanto, tanto ruido, como canta el maestro Sabina. A poco grande que sea, cada ciudad constituye a día de ...

Hoy más que nunca la salud auditiva requiere una atención especial. Un claxon que suena, una obra taladrando los oídos, coches circulando, gente a viva voz en los bares y restaurantes… Tanto, tanto ruido, como canta el maestro Sabina. A poco grande que sea, cada ciudad constituye a día de hoy un foco de contaminación, la acústica, que al igual que la atmosférica, resulta nociva para los seres vivos y en particular para nuestra salud.

De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que se trata de uno de los factores ambientales que provoca más problemas de salud. Solo en Europa, según la Agencia Europa del Medio Ambiente (AEMA), la contaminación acústica causa al año 16.600 muertes prematuras y más de 72.000 hospitalizaciones. No todo sonido es considerado contaminación sonora, pero convivimos con ella diariamente y sin percatarnos de ella. Así, la OMS establece la definición de ruido en cualquier sonido superior a 65 decibelios (dB). Este se vuelve dañino si supera los 75 dB, y doloroso a partir de los 120 db. En consecuencia, el organismo internacional recomienda no superar los 65 dB durante el día, e indica que para que el sueño sea reparador, el ruido ambiente no debe superar los 30 dB.

Según este baremo, hasta un sonido a priori inocente puede causar daños. Por ejemplo, con motivo de las pasadas fiestas navideñas, GAES alertaba a los padres de que los juguetes ruidosos pueden provocar lesiones en los oídos de sus hijos, causando así daños irreversibles.

Se calcula que 34 millones de niños sufren problemas de audición; el 60% de esta pérdida auditiva en la infancia se puede evitar o reducir con medidas como la vacunación para prevenir la rubéola y la meningitis, la mejora de la atención materna y neonatal, el cribado y el tratamiento temprano de la otitis media (es decir, las enfermedades inflamatorias del oído medio) y prescindiendo del uso de juguetes con una intensidad de sonido más alta de la debida.

Asimismo, más de 1.000 millones de personas de edades comprendidas entre los 12 y los 35 años corren el riesgo de perder la audición debido a la exposición prolongada y excesiva a música fuerte y otros sonidos recreativos, lo que puede acarrear consecuencias devastadoras para su salud física y mental, educación y perspectivas de empleo. De nuevo se evidencia que cientos de miles de casos de pérdida auditiva se pueden prevenir con medidas efectivas y, sobre todo, disponibles.

Aunque no hay que irse al futuro para darse cuenta de la importancia de la prevención, basta con mirar al presente: la Organización Mundial de la Salud también estima que más 1.500 millones de personas en el mundo viven con algún tipo de problema auditivo. Esta cifra evidencia igualmente el alcance de la sordera y la pérdida auditiva, así como la falta de conciencia entre la población por cuidar su salud auditiva. Medidas tan simples como la limitación de los ruidos, la escucha sin riesgos, junto con una buena higiene otológica, pueden ayudar a mantener una buena audición y a reducir los riesgos de perderla.

Por el momento el organismo de la Organización de las Naciones Unidas ya se ha puesto manos a la obra en materia de concienciación, y desde 2021 publica anualmente un informe mundial sobre la audición. Este documento prevé que una de cada cuatro personas presente problemas auditivos en 2050.

Además, indica que al menos 700 millones de los afectados necesitarán atención otológica y para mejorar su audición, así como otros servicios de rehabilitación, a menos que tomemos medidas para evitarlo.

El estigma asociado a la pérdida de audición

En nuestro país, casi siete millones de personas presentan problemas de audición, aunque son solo poco más de 1.230.000 las que tienen una discapacidad auditiva reconocida. Uno de los motivos del infradiagnóstico es que el déficit auditivo aún sigue siendo entendido como un estigma social. Y es que seis de cada 10 se sienten avergonzadas, como concluye un estudio elaborado por Audika.

El 97% de los pacientes que usan audífonos asegura que este tratamiento mejoró exponencialmente su calidad de vida. No obstante, antes de llegar a esta solución, los pacientes muestran sentimientos asociados a esta pérdida auditiva como inseguridad (26%), ansiedad (24%), frustración (21%), cansancio a la hora de mantener una conversación (20%) y aislamiento social (11%). En este estudio también se evidencia que otras situaciones como el aislamiento social o enfermedades como la depresión, tienen vínculos muy fuertes ligados estrechamente a la pérdida auditiva.

Por otro lado, existen dos tipos principales de pérdida de audición. Uno ocurre cuando hay una lesión en el oído interno o en el nervio auditivo, y es usualmente permanente. El otro se presenta cuando las ondas de sonido no pueden llegar al oído interno. Eso puede producirse por acumulación de cera o líquido o por la perforación del tímpano, por lo que un tratamiento o cirugía pueden revertirlo. Pero en ambos casos, si no se tratan, es muy probable que empeore. Audífonos, implantes cocleares, capacitación especial, medicinas y cirugía… La lista de soluciones para abordar las patologías del oído son amplias y efectivas.

En cifras, los umbrales auditivos superiores a 20 decibeles medidos a través de audiometría denotan pérdida auditiva clínica. Ahora bien, el impacto de la pérdida auditiva no está determinado únicamente por su gravedad, sino también, en gran medida, por la eficacia de las intervenciones clínicas o de rehabilitación adoptadas y la medida en que el entorno responde a las necesidades de las personas afectadas. Y es que, si no se atiende, la pérdida auditiva puede afectar negativamente muchos aspectos de la vida: la comunicación, el desarrollo del lenguaje y el habla en la niñez, la cognición, la educación, el empleo, la salud mental y las relaciones interpersonales.

De modo que, tal y como recalca la OMS, la detección es el primer paso para tratar la pérdida auditiva y las enfermedades del oído relacionadas con ella. El cribado clínico en momentos convenientes de la vida permite que estas afecciones se detecten en la etapa más temprana posible.

Gracias a los avances tecnológicos recientes, que incluyen herramientas precisas y fáciles de usar, "se pueden detectar las enfermedades del oído y la pérdida auditiva a cualquier edad, en entornos clínicos o comunitarios y con capacitación y recursos limitados", apunta el informe. El cribado puede hacerse incluso en situaciones complejas como las que hemos vivido durante la pandemia.

Acceso rápido a la atención necesaria

Una vez hecho el diagnóstico, es fundamental actuar rápidamente para obtener buenos resultados. La mayoría de las enfermedades del oído se pueden curar con un tratamiento farmacológico o quirúrgico y, en muchos casos, se revierte la tendencia y se recupera audición. Además, cuando la pérdida es irreversible, la rehabilitación permite que las personas afectadas no sufran consecuencias adversas.

En la actualidad disponemos de diversas opciones eficaces, como incide la OMS. Las tecnologías auditivas, como los audífonos y los implantes cocleares, si se acompañan de servicios de apoyo y de una terapia de rehabilitación adecuados, son eficaces y rentables y pueden ser ventajosas tanto para los niños como para los adultos. Millones de personas ya se están beneficiando de estos avances. La combinación del poder de la tecnología con estrategias de salud pública bien fundadas puede hacer que estos beneficios lleguen a todas las personas, especialmente a las que se encuentran en zonas del mundo desatendidas y remotas.

Asimismo, el documento indica que la lengua de signos y otros métodos de sustitución sensorial, como la lectura labiofacial, también son opciones útiles para muchas personas sordas; por otro lado, los servicios y las tecnologías de ayuda a la audición (como el subtitulado y la interpretación en lengua de signos) pueden ampliar aún más el acceso a la comunicación y la educación para las personas con pérdida auditiva.

En el último informe, la OMS recalca, del mismo modo, que "prevenir y tratar las discapacidades de todo tipo no es un costo, sino una inversión en un mundo más seguro, justo y próspero para todos". "La pérdida de la audición no tratada es la tercera causa de años vividos con discapacidad en el mundo. Más allá de la carga económica, se deben tener en cuenta el sufrimiento por la falta de comunicación, educación e interacción social que aparecen como consecuencia de esta afección", agrega el informe.

Esta fase de la historia mundial en la que todos los gobiernos y organismos internacionales están enfocados en la salud pública y el fortalecimiento de los sistemas de salud, concluye la publicación, "ofrece una oportunidad única para integrar el COA (componente integral de la cobertura sanitaria universal, el tercero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible), en esos sistemas". Integrarlo beneficiará a millones de personas que corren riesgo de padecer pérdida auditiva o que la padecen, aportará beneficios económicos a los países y promoverá la visión global de la cobertura sanitaria universal.

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