Optometría pediátrica: prevenir y evitar dificultades de aprendizaje en la infancia

Si un niño huye de hacer los deberes, se acerca demasiado a los libros o no sigue el ritmo de lectura de sus compañeros es importante asegurarse de que no tiene algún problema visual. Estos son signos de alerta que se pueden detectar en casa, pero, además es crucial desde el nacimiento realizar exámenes profundos a los menores. En estas revisiones, se evalúa el buen desarrollo visual de los más pequeños.

12/02/2024

Cuando un niño o niña presenta algún problema de visión o anomalía en su funcionamiento hay que estar muy atentos. "Ante estas situaciones, la capacidad de realizar actividades tan esenciales en el desarrollo de los menores como leer, estudiar o atender se verán limitadas", recuerda Blanca Fernández, decana y presidenta ...

Cuando un niño o niña presenta algún problema de visión o anomalía en su funcionamiento hay que estar muy atentos. "Ante estas situaciones, la capacidad de realizar actividades tan esenciales en el desarrollo de los menores como leer, estudiar o atender se verán limitadas", recuerda Blanca Fernández, decana y presidenta del Colegio Oficial de Ópticos-Optometristas de Andalucía. Esto, además, puede derivar en un "posible fracaso escolar sin que esté motivado necesariamente por un desinterés del alumno, sino porque existe alguna anomalía en la visión que le impide cumplir con estas actividades", añade. Desde el COO de Andalucía explican que los primeros años de vida son una etapa crítica para el desarrollo visual. Por lo tanto, resulta crucial gozar de una adecuada visión para el buen desarrollo social y educacional. De hecho, se estima que un 30% del fracaso escolar es de causa visual.

Esto implica no solo tener agudeza, visual sino también muchas otras habilidades visuales como "la capacidad de enfoque lejos-cerca, la habilidad de mover los ojos correctamente, tener una binocularidad correcta, una buena coordinación ojo-mano o una buena estereopsis", ejemplifica Blanca Fernández. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que el 80% del cerebro visual; es decir, ver, interpretar y responder al estímulo, depende de una buena visión. Existen ciertos signos que alertan en un primer momento, tanto en los centros educativos como en las familias, de la existencia de un problema visual que, más adelante, deben confirmar los optometristas. Es importante acudir al profesional de la salud visual cuando un niño o niña se acerca demasiado a la hoja o pizarra para leer o escribir e, incluso, a la televisión cuando está viendo dibujos, o si le escuecen los ojos o se los frota. Pero también cuando realiza gestos extraños con la cara o guiña los ojos si está concentrado en actividades visuales, no calcula bien las distancias, cuando va retrasado en lectura o escritura o cuando, entre otros, tiene problemas para copiar correctamente un texto. Además de estos problemas, hay que seguir desde el nacimiento un control de las estructuras externas e internas del ojo para comprobar la conjuntiva, el párpado o el funcionamiento de los lagrimales, por ejemplo.

La optometría pediátrica

La única manera de prevenir y detectar posibles disfunciones visuales que pueden pasar desapercibidas -o dar lugar a estos problemas de aprendizaje en la infancia- es realizar a los niños y niñas un examen optométrico de forma regular tengan o no signos o síntomas de problemas visuales. Estas revisiones periódicas y profundas, junto al adecuado asesoramiento de los profesionales de la visión, pueden ver e interpretar la existencia de algún problema visual que impida el correcto desarrollo en la etapa infantil. Blanca Fernández es contundente: "Es muy importante que todos los niños y niñas acudan a revisiones visuales periódicas con el óptico optometrista". Desde el nacimiento hasta los seis años, los niños y niñas están desarrollando sus estructuras y capacidades visuales y, posteriormente, se van a ver sometidos a demandas visuales que pueden alterar el sistema visual. "Debemos tener en cuenta que el principio de algunas alteraciones visuales ocurre en los primeros seis años de vida, antes de comenzar la etapa escolar, cuando tienen un impacto considerable", comenta la presidenta de la entidad andaluza. Para ella, si estos problemas no se detectan de manera precoz en este periodo y no se ofrecen las soluciones que los compensen, "pueden derivar en serias consecuencias a largo plazo". Es aquí donde juega un papel determinante la optometría pediátrica, que se diferencia de las revisiones de adultos porque evalúa y trata problemas y necesidades distintas.

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