El tinnitus es un trastorno acompañado de sonidos fantasmas persistentes, pitidos, zumbidos o chasquidos, que afectan a aproximadamente el 12 % de la población general y al 25 % de las personas mayores de 65 años. Si bien muchos aprenden a vivir con él y lo consideran una molestia, se ...
El tinnitus es un trastorno acompañado de sonidos fantasmas persistentes, pitidos, zumbidos o chasquidos, que afectan a aproximadamente el 12 % de la población general y al 25 % de las personas mayores de 65 años. Si bien muchos aprenden a vivir con él y lo consideran una molestia, se estima que el 15 % de quienes lo padecen padecen tinnitus tan incapacitante que altera el sueño, la salud mental y el funcionamiento diario.
Sobre estos fenómenos ha investigado un equipo de expertos del Hospital General de Massachusetts (Mass General Brigham) (EEUU) cuyos resultados han sido publicados en la revista 'Science Translational Medicine'. "Por primera vez, observamos directamente una señal de la gravedad del tinnitus", indicó, al respecto, el Dr. Daniel Polley, vicepresidente de investigación en ciencias básicas y director de los Laboratorios Eaton-Peabody del Mass Eye and Ear, perteneciente al sistema de salud Mass General Brigham.
"Cuando comenzamos este estudio, desconocíamos si los sonidos provocarían movimientos faciales; por lo tanto, descubrir que estos movimientos no solo ocurren, sino que pueden proporcionar la medida más informativa hasta la fecha sobre la angustia causada por el tinnitus, es bastante sorprendente", agregó este autor del trabajo por el que han podido identificar nuevos biomarcadores para el tinnitus.
Dilatación pupilar y movimientos faciales
Los investigadores detectaron dichos biomarcadores midiendo la dilatación pupilar y los movimientos faciales sutiles que se correlacionan con el nivel de angustia causado por el trastorno. Además de las mediciones más estándar de la audición y la función cerebral auditiva, el Dr. Polley y su equipo dirigieron su atención, más allá de las limitaciones, al sistema nervioso simpático (el mecanismo corporal de "lucha, huida o congelación") para buscar signos externos e involuntarios de angustia en personas con tinnitus que pudieran estar "ocultos a simple vista". Sabían que la dilatación pupilar era un signo de mayor excitación y que los movimientos faciales involuntarios podían ofrecer una ventana para evaluar la amenaza.
Se plantearon la hipótesis de que las personas con tinnitus debilitante se encuentran en estado de alerta crónica, reaccionando a los sonidos cotidianos como si fueran amenazas. Para comprobarlo, reclutaron a 97 participantes con audición normal, incluyendo 47 con distintos niveles de tinnitus y sensibilidad sonora, y 50 voluntarios sanos que sirvieron como grupo de control.
El equipo grabó videos mientras los participantes escuchaban sonidos agradables, neutros, molestos o desagradables (como ataques de tos, gritos o el llanto de un bebé). Mediante un software con inteligencia artificial (IA), detectaron movimientos faciales involuntarios rápidos y sutiles (tics en las mejillas, las cejas o las fosas nasales) correlacionados con los niveles de acúfenos reportados. Al combinarlos con datos de dilatación pupilar, la capacidad predictiva aumentó aún más.
"Estos biomarcadores llegan a la raíz del malestar", afirmó el Dr. Polley. "Si bien las imágenes pueden mostrar regiones cerebrales hiperactivas en pacientes con tinnitus, estos biomarcadores revelan sistemas de evaluación de amenazas a nivel corporal que operan fuera de su rango normal, lo que provoca los síntomas angustiantes que experimentan".
Y es que, según esta investigación, en personas con tinnitus severo, las pupilas se dilataron considerablemente ante cualquier sonido (agradable, neutro o desagradable), mientras que los movimientos faciales se atenuaron ante los mismos sonidos. En cambio, las personas sin tinnitus o con tinnitus menos molesto mostraron una dilatación pupilar exagerada y movimientos faciales solo ante los sonidos más desagradables. Las medidas también predijeron las puntuaciones individuales del cuestionario sobre la gravedad de la hiperacusia (reducción de la tolerancia al sonido), aunque los resultados no fueron tan precisos como la gravedad del tinnitus.
"Lo realmente importante es que esta perspectiva sobre la gravedad del tinnitus no requirió escáneres cerebrales altamente especializados; en cambio, el enfoque fue relativamente sencillo", según el Dr. Polley, director, a su vez, del Centro de Investigación de Tinnitus Lauer de Mass Eye and Ear. "Si logramos adaptar este enfoque a la electrónica de consumo, podrían utilizarse en clínicas de salud auditiva, como medidas objetivas en ensayos clínicos y por el público en general".
Actualmente, el equipo de investigación está utilizando estos biomarcadores para desarrollar nuevas terapias que combinan la estimulación neuronal con entornos de software inmersivos diseñados para eliminar o reducir significativamente la intensidad del sonido fantasma del tinnitus.