"El ojo seco es una enfermedad multifactorial que no se puede atribuir a una sola causa"

En la práctica clínica, la patología ocular presenta varios retos por su alta prevalencia, su impacto en la calidad de vida y la dificultad para diferenciarla de otras molestias visuales, como la incomodidad asociada al uso de lentes de contacto.

06/05/2025

El ojo seco es una afección de alta prevalencia a nivel global que genera síntomas como escozor, visión borrosa o sensación de cuerpo extraño, afectando al bienestar visual de quienes la padecen. Por lo tanto, provoca una incomodidad ocular que dificulta el uso de lentes de contacto, tal y como ...

El ojo seco es una afección de alta prevalencia a nivel global que genera síntomas como escozor, visión borrosa o sensación de cuerpo extraño, afectando al bienestar visual de quienes la padecen. Por lo tanto, provoca una incomodidad ocular que dificulta el uso de lentes de contacto, tal y como ha expuesto la Dra. Cristina Arroyo, doctora en Ciencias de la Visión, investigadora postdoctoral y coautora del `The Contact Lens Discomfort Index', durante su intervención en la XXI edición del Fórum de Contactología, un ciclo formativo para los profesionales de la visión.

La investigadora ha abordado las causas, consecuencias y estrategias clínicas frente a dos fenómenos relacionados: la incomodidad asociada al uso de lentes de contacto y la enfermedad de ojo seco. En este sentido, ha indicado que "es una enfermedad multifactorial que no se puede atribuir a una sola causa. Tiene múltiples factores etiológicos que incluyen alteraciones hormonales, inflamatorias, ambientales y neurosensoriales"

Según los datos presentados, la patología afecta entre un 5% y un 35% de la población mundial, con mayor incidencia en mujeres y personas mayores, y con variaciones entre países. Uno de los conceptos fundamentales que ha destacado ha sido la pérdida de la homeostasis lagrimal, subrayando que "se trata de la pérdida del equilibrio en la composición de la película lagrimal, lo que genera inestabilidad, hiperosmolaridad, inflamación y daño en la superficie ocular". Esta alteración puede verse agravada por múltiples factores de riesgo, desde los demográficos -como la edad y el sexo- hasta los ambientales y sistémicos.

Factores de riesgo

Entre las causas que originan la sequedad ocular, la doctora ha señalado "el uso excesivo de pantallas, los ambientes secos, la falta de sueño o incluso el uso de cosméticos cerca del ojo son factores que debemos tener en cuenta en la anamnesis". También ha hecho hincapié en ciertos tratamientos farmacológicos, aclarando que "no es que los problemas de salud mental causen ojo seco, pero sí lo hacen los medicamentos que se recetan para tratarlos".

La experta ha remarcado que es importante identificar estos factores para ofrecer recomendaciones más personalizadas y abrir la puerta a la intervención interdisciplinar. "Si vemos que un tratamiento médico está afectando gravemente a la superficie ocular, podemos hablar con el profesional que lo ha recetado para encontrar la mejor solución para el paciente", ha apuntado.

¿Ojo seco o incomodidad?

Aunque sus síntomas pueden ser similares -visión borrosa, sensación de cuerpo extraño, escozor o ardor-, el ojo seco y la incomodidad son fenómenos distintos. "El perfil de pacientes con ojo seco no es el mismo que el de quienes presentan incomodidad con lentes de contacto. El primero suele ser mayor, con condiciones crónicas, mientras que el segundo responde más a factores temporales y muchas veces se alivia simplemente retirando la lente", ha puntualizado.

Aun así, no siempre es sencillo distinguirlos en la práctica clínica, considerando que esta diferenciación es relevante para decidir el tratamiento más adecuado. La especialista ha explicado que "la enfermedad de ojo seco requiere un abordaje crónico, mientras que la incomodidad por lentes puede tratarse con ajustes específicos en la adaptación o en el material de la lente".

A pesar de los avances tecnológicos, el porcentaje de abandono de las lentes de contacto sigue oscilando entre el 12 % y el 27 %. "Esto ocurre aunque haya un gran número de nuevas adaptaciones cada año, sobre todo en España, donde se han alcanzado cifras muy superiores a la media mundial", ha afirmado. No obstante, ese esfuerzo en la captación de nuevos usuarios no se traduce en un crecimiento sostenido del mercado porque "prácticamente se abandonan tantas lentes como se adaptan", todo ello debido a la incomodidad. "Es la razón número uno para dejar de usar lentes de contacto", ha añadido, insistiendo en que "por eso es tan importante entenderla, medirla y tratarla de forma eficaz".

Herramientas para medir la incomodidad

La Dra. Arroyo ha puesto especial énfasis en la necesidad de utilizar herramientas "objetivas" para evaluar los síntomas. "Los cuestionarios validados son esenciales en la clínica diaria", ha afirmado, destacando el uso del OSDI (Ocular Surface Disease Index), ampliamente aceptado para valorar el ojo seco. A su vez, ha recordado que es necesario especificar al paciente si debe responder pensando en el uso de lentes o sin ellas.

Para evaluar la incomodidad asociada a las lentes de contacto, ha mencionado dos cuestionarios clave. Por un lado, el `CLDEQ-8', un cuestionario simple de ocho preguntas con una puntuación máxima de 37. "Si el resultado es superior a 12, se considera que hay incomodidad", ha detallado. Por otro lado, ha hablado del Contact Lens Discomfort Index (CLDI), en cuya elaboración ha participado como investigadora. "Este cuestionario es más completo, incluye subescalas y permite segmentar mejor los resultados. Lo desarrollamos a partir de la definición actual de esta condición", ha agregado. Además de los cuestionarios estructurados, ha recomendado el uso de escalas visuales analógicas porque "son rápidas, intuitivas y muy útiles para el seguimiento".

Más allá de los síntomas

Aunque los cuestionarios permiten una evaluación inicial, la doctora en Ciencias de la Visión ha recalcado la importancia de observar signos clínicos con medios básicos, afirmando que "no hace falta tener tecnología de vanguardia para evaluar correctamente al paciente". En este sentido, herramientas como la lámpara de hendidura, la tinción con fluoresceína o la medición del menisco lagrimal pueden proporcionar información suficiente. Sin embargo, ha lamentado que solo un 22 % de los profesionales midan el menisco lagrimal de forma rutinaria.

En cuanto a los signos, ha enumerado algunos comunes tanto en ojo seco como en incomodidad con lentes: pliegues conjuntivales, tinciones corneales, disfunción meibomiana, entre otros. También ha recordado que "la desconexión entre signos y síntomas es una de las grandes paradojas de esta patología", y que actualmente se están investigando biomarcadores lagrimales para entender mejor esa discordancia.

Educar al paciente

En fases leves de la enfermedad de ojo seco, la intervención desde óptica puede ser decisiva. "Educar al paciente, recomendar lubricantes adecuados y ajustar su entorno son medidas sencillas que marcan la diferencia", ha compartido. En fases más avanzadas, ha aconsejado la derivación al oftalmólogo para iniciar tratamientos farmacológicos más complejos.

En relación a la disfunción de las glándulas de Meibomio, ha resaltado la importancia de la higiene palpebral y del uso de máscaras térmicas reutilizables. También ha mencionado tecnologías más avanzadas, como el LipiFlow o la terapia de luz pulsada intensa (IPL), que ofrecen resultados clínicos prometedores aunque con mayor coste económico.

"Las lágrimas artificiales siguen siendo útiles, pero no hay que confundirlas con gotas humectantes, ni pensar que son la única solución", ha advertido, recalcando que un simple cambio en la frecuencia de reemplazo de las lentes puede tener un mayor impacto en el confort que el uso de lágrimas artificiales. "Pasar de una lente mensual a una diaria puede reducir significativamente la incomodidad", ha razonado.

Lentes inteligentes y atención personalizada

Finalmente, Cristina Arroyo ha ofrecido una visión esperanzadora sobre los avances en materiales de lentes y prototipos de lentes autolubricantes: "Ya existen diseños con un anillo de liberación gradual de ácido hialurónico. Son solo prototipos, pero nos muestran hacia dónde va la innovación".

Asimismo, ha insistido en la importancia de una atención más humana y personalizada. "El efecto placebo, sentirse cuidado, puede mejorar la sintomatología", ha expresado. De esta forma, ha valorado positivamente herramientas como la aplicación del Fórum de Contactología, que ofrece pautas clínicas útiles para la anamnesis y el seguimiento de pacientes.

Por todos estos motivos, la incomodidad con lentes de contacto y el ojo seco requieren de un abordaje integral, basado en datos, herramientas validadas, una correcta anamnesis y una escucha activa del paciente. "No siempre hace falta hacer grandes cosas. A veces, simplemente estar atentos, preguntar bien y usar lo que ya tenemos es más que suficiente para marcar la diferencia", ha concluido.