Cuidar nuestra salud visual va más allá de las revisiones oculares, del cuidado de los ojos y de la elección de las gafas correctas. Nuestra postura en el trabajo, la iluminación de la habitación e incluso el tiempo empleado frente a una pantalla pueden condicionar nuestra salud visual. Una buena ...
Cuidar nuestra salud visual va más allá de las revisiones oculares, del cuidado de los ojos y de la elección de las gafas correctas. Nuestra postura en el trabajo, la iluminación de la habitación e incluso el tiempo empleado frente a una pantalla pueden condicionar nuestra salud visual. Una buena educación a este respecto nos ayudará a corregir algunos errores que se realizan sin querer habitualmente, y que nos pueden ayudar a tener un mejor cuidado de nuestros ojos.
Por supuesto, es fundamental realizar visitas periódicas al especialista visual. Es la mejor forma de detectar y prevenir posibles problemas visuales. Pero también podemos hacer otras cosas más simples en nuestro día a día, para proteger nuestros ojos. La higiene de los ojos es muy importante. Es bueno lavar constantemente las manos para evitar que entren impurezas cada vez que se toca uno la cara. Seguir una dieta saludable y mantener un peso sano. Evitar fumar y el humo de los cigarrillos. Utilizar gafas de sol para proteger los ojos de los rayos solares. Dejar que los ojos descanses de vez en cuando y tener en cuenta la ergonomía visual.
En este sentido, la ergonomía visual es la adecuación del entorno de trabajo a las necesidades de las personas que realizan tareas de gran exigencia visual. Una ergonomía visual deficiente puede contribuir a padecer alteraciones oculares como picor de ojos, enrojecimiento, dolor de cabeza, visión borrosa, ojo seco, cambios en la graduación óptica, lagrimeo, fatiga visual y molestias musculares. Todas estas sensaciones pueden acentuarse por la presencia de una disfunción visual no diagnosticada o por una graduación desfasada de las gafas, afectando al rendimiento académico y laboral.
Importancia de la ergonomía visual
El uso cada vez más elevado de dispositivos electrónicos de visualización y cómo nos enfrentamos a ellos condiciona nuestro día a día y, por ende, la salud de nuestros ojos. Por ello, es importante mejorar la ergonomía visual. Unos pocos consejos pueden ayudar. Como utilizar una iluminación adecuada, tener una buena postura frente a las pantallas, variar de vez en cuando el enfoque de la visión, evitar los reflejos y deslumbramiento de las pantallas, parpadear con frecuencia e incluso levantarse cada cierto tiempo para cambiar la perspectiva, por ejemplo.
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