Hoy por hoy las gafas de sol son un complemento de moda imprescindible. Las tendencias cambian cada temporada, y aunque existen modelos clásicos y atemporales que son apuesta segura, las marcas innovan constantemente en los diseños con el fin de atraer a los clientes. El problema es que, en paralelo, ...
Hoy por hoy las gafas de sol son un complemento de moda imprescindible. Las tendencias cambian cada temporada, y aunque existen modelos clásicos y atemporales que son apuesta segura, las marcas innovan constantemente en los diseños con el fin de atraer a los clientes. El problema es que, en paralelo, también proliferan clones de dudosa calidad a precios low cost, a pesar del peligro que el uso de estos productos supone para la salud visual.
Los datos son reveladores: casi 4 de cada 10 personas no sabe diferenciar unas gafas de sol del top manta de las de firmas que sí cumplen con todos los estándares de seguridad. Esta es una de las principales conclusiones extraídas por el Fórum de Gafas, Lentes y Monturas y la Asociación Visión y Vida en una prueba piloto realizada el pasado verano en diferentes playas.
Todo ello con el objetivo de concienciar a la población acerca de los riesgos de no protegerse ante el sol, sobre todo en playas y piscinas, ya que el agua refleja el 100% del UV, duplicando la radiación y siendo muy perjudicial la exposición sin protección. Con los datos recogidos, se puso de manifiesto que "solo el 27,6% de la población se protege correctamente sus ojos, dado que sabe que, aunque el día esté nublado, la radiación UV sigue incidiendo sobre su sistema visual y hay que ir protegido", explica Salvador Alsina, presidente de Visión y Vida. Además, "casi la mitad (44,8%) únicamente utiliza gafas de sol los días soleados y un 8,6% solo cuando va a la playa".
Los expertos también muestran preocupación sobre el 3,5% que recurre a ellas esporádicamente, y el 15,5% que manifiesta no usarlas nunca. No en vano, España es un país de alta intensidad lumínica, por lo que alarma que un 72,4% de la ciudadanía no sepa proteger correctamente su sistema visual de la radiación solar. "Más allá de modas, la gafa de sol es un equipo de protección individual con diferentes prestaciones. Pero la realidad es que cada vez existen falsificaciones más estéticas, aunque los materiales no tengan garantía de calidad, lo que dificulta aún más la concienciación de los profesionales de la salud visual, ya que hay que tener en cuenta que, aunque a simple vista puedan parecer iguales, nuestra salud visual está en riesgo, dado que la calidad del filtro visual no se percibe fácilmente", advierte Pedro Rubio, presidente de la Asociación Española de Óptica (AEO).
Así, si bien dos de cada tres usuarios afirman que compran las gafas de sol en la óptica, los profesionales recuerdan que "la óptica es el espacio más seguro para la compra y, además, cuenta con un plus: la posibilidad de dejarse asesorar por el profesional óptico-optometrista, dado que podrá indicarles qué gafas de sol convienen más según su estilo de vida. Desde las gafas de sol graduadas para aquellos que requieren ir siempre con su graduación, hasta diferentes tipos de filtros según sus hábitos y hobbies o gafas en tendencia, extra grandes, que no pueden graduarse y se usan con lentillas", remarca Rubio.
Por último, Salvador Alsina avisa de los peligros de "llevar gafas de sol oscuras sin filtro UV". Esto, incide, "es peor que ir sin gafas, dado que nuestra pupila se dilata porque sí filtra la cantidad de luz del sol y la radiación UV penetra aún más en la retina".
¿En qué fijarse para elegir unas gafas de sol?
La misma problemática denuncia el Colegio Nacional de Ópticos Optometristas (CNOO). Según los datos que recoge esta entidad, una de cada tres gafas de sol vendidas en España no supera los controles sanitarios necesarios, a pesar de que pueden dañar severamente la visión. Afecciones como la queratoconjuntivitis, la queratitis o las cataratas prematuras pueden ser provocadas por el uso de este tipo de gafas. De hecho, estas patologías, junto con las infecciones oculares típicas, incrementan en torno a un 20% durante el periodo estival.
Las gafas de sol que se venden de forma ilegal y en establecimientos no autorizados no llevan lentes con filtros de protección solar adecuados, de ahí que sean el desencadenante de estos problemas. Para evitarlos, al adquirirlas es fundamental asegurarse de que las lentes cuenten con filtros especiales que impidan que lleguen al ojo las radiaciones dañinas, como el infrarrojo y el ultravioleta, y reduzcan la intensidad de las radiaciones visibles. "Solo las gafas que se venden en establecimientos sanitarios de óptica cumplen con los controles de calidad necesarios que nos aseguran la salud de nuestros ojos", recalcan desde el CNOO.
No hay necesidad de renunciar a la moda en favor de la calidad, aunque sí se deben tener en cuenta ciertos aspectos para evitar errores al escoger un modelo. Según el Consejo, los especialistas se basan en varios factores al asesorar al usuario.
El primero es cuándo se van a utilizar. "No son iguales unas gafas que vamos a utilizar para correr que las que vamos a llevar a la playa. Debes saber en qué momentos las vas a usar para que la protección de la lente sea la adecuada", apuntan. El filtro de protección es otro punto clave, pues "hay que asegurarse del que llevan nuestras gafas". "El filtro solar debe protegernos completamente de la radiación ultravioleta (UV)", añaden.
El color del filtro no indica el nivel de protección, pero sí es relevante según la actividad. El verde permite una percepción de colores con pocas alteraciones y reduce la luz visible sin interferir en la claridad de la visión, por lo que es ideal para deportes náuticos e hipermetropía. El marrón filtra las radiaciones azules y aumenta el contraste, siendo recomendable para deportes al aire libre y miopía. El gris transmite uniformemente la luz y respeta los colores naturales, por lo que es buena opción para conducir. El amarillo no es recomendable para conducir en días soleados, pero es útil con niebla. El naranja incrementa el contraste en condiciones de baja luminosidad, como en conducción nocturna, pero no protege de la luz solar.
Asimismo, "las lentes que no cumplen los certificados de calidad dejan pasar la radiación solar, independientemente de que sean oscuras". Respecto a la montura, el CNOO indica que "las más apropiadas son las que cubren los laterales de los ojos porque evitan que entre la radiación solar". Con unas gafas pequeñas, "los párpados quedan muy al descubierto ante la radiación nociva". Y si el usuario ha sido sometido a alguna operación ocular, debe prestar especial atención. Por ejemplo, "quien ha sido operado de cataratas debe proteger el interior del ojo, antes preservado por el cristalino".
Más allá del verano
Casi la mitad de la población española solo utiliza gafas de sol en verano o los días soleados. Si bien el peligro por rayos UV aumenta en esta época, los ópticos optometristas recuerdan que son necesarias durante todo el año. "Aunque los rayos del sol estén más alejados de nosotros, en ciertas circunstancias, como durante la práctica de los deportes más populares de esta estación como el esquí o el snowboard, resultan especialmente imprescindibles", asegura el CNOO.
Estos deportes se practican en alta montaña, donde la atmósfera atenúa menos los rayos solares, haciéndolos más intensos. "Con tan solo 300 metros de ascensión, la intensidad de la radiación aumenta un 5% en comparación con la que recibimos a nivel del mar", exponen los expertos. Por tanto, protegernos de esta exposición es incluso más importante en la montaña que en la playa, incluso en días nublados.
Los ópticos optometristas advierten que "exponerse al sol sin protección durante la práctica de deportes de nieve puede originar importantes quemaduras en la córnea, retina y cristalino, provocando queratoconjuntivitis, úlceras crónicas y la aparición prematura de cataratas. Además, algunos dolores intensos de cabeza, conjuntivitis y fotofobias anormales (intolerancia y temor anormal a la luz), están producidos directamente por la utilización de gafas que no disponen de los filtros adecuados para evitar el paso de la radiación ultravioleta a los ojos. Estas lesiones no aparecen enseguida, sino después de algunos años y en la mayoría de los casos son irreversibles", señalan.
La nieve provoca un "efecto espejo" que refleja más del 80% de la luz solar, incluida la radiación ultravioleta. "Cuando esquiamos, gracias al uso de la máscara, este efecto no llega a nuestros ojos, pero cuando simplemente andamos en un entorno donde hay nieve no somos conscientes de este reflejo, por lo que podemos pasar varias horas recibiendo esta radiación intensa en nuestros ojos sin darnos cuenta de lo perjudicial que puede resultar", avisan los profesionales.
Además, el viento en la montaña favorece la sequedad ocular. "Si se combina con nieve, es muy probable que partículas y pequeños cristales de hielo entren en los ojos, algo que se debe evitar porque incluso pueden dañar la córnea", sostienen los especialistas del Colegio Nacional de Ópticos.
¿Deben usar gafas de sol los niños?
La respuesta es un rotundo sí. "Los niños están mucho tiempo al aire libre, lo que facilita que reciban una mayor cantidad de radiación solar que los adultos. Por ello, al igual que estos, deben usar gafas de sol para proteger sus ojos frente a las radiaciones ultravioletas. Además, ayudan a evitar que algún cuerpo extraño pueda entrar en ellos (por ejemplo, arena)", señalan desde la Asociación Española de Pediatría (AEP).
¿Cuándo deben empezar a llevarlas? "Aunque nunca es muy pronto para que un niño, incluso un bebé, utilice gafas de sol, durante los primeros meses es difícil que las tolere", aclaran los pediatras. En esa edad, se recomienda usar capotas, sillas con visera o sombreros. A partir del primer año, cuando el niño camina, es el momento adecuado para empezar a usarlas. "Aunque las gorras o sombreros pueden proteger de la radiación directa en el ojo, no los mantienen a salvo de la parte de la radiación que se refleja en el suelo, la arena, la nieve o el agua", afirma la AEP.
Al elegir gafas de sol infantiles, se deben priorizar aspectos como el tamaño adecuado, materiales resistentes y flexibles (TR90 o nylon), ligeros y seguros. El CNOO aconseja lentes de policarbonato debido a su alta resistencia. De hecho, este material también se usa en gafas deportivas y protectoras, y en modelos sin montura completa.
Además, deben llevar filtros adecuados (categoría 3) para bloquear la mayor parte de la radiación solar. Por último, hay que fijarse en que lleven el símbolo CE, que indica que cumplen con la normativa europea. En cualquier caso, concluye la asociación pediátrica, "es también muy importante explicar a los niños que no deben mirar fijamente al sol".