Cuidar la vista, también en el trabajo

Quemaduras, traumatismos, sequedad o la introducción de cuerpos extraños en los ojos. Estos son algunos de los problemas visuales más comunes y que tienen lugar en entornos laborales. El trabajo y la salud ocular están más relacionados de lo que se cree.

05/06/2025

Cerca de 13 millones de personas padecen deficiencias visuales relacionadas con el trabajo. Según el informe Eye Health and the World of Work, se estima que cada año se producen 3,5 millones de lesiones oculares en los puestos de trabajo. O, dicho en otras palabras, un 1% de todos los ...

Cerca de 13 millones de personas padecen deficiencias visuales relacionadas con el trabajo. Según el informe Eye Health and the World of Work, se estima que cada año se producen 3,5 millones de lesiones oculares en los puestos de trabajo. O, dicho en otras palabras, un 1% de todos los accidentes laborales no mortales. Este estudio de la Organización Internacional del Trabajo y la Agencia Internacional para la Prevención de la Ceguera recuerda, por tanto, el impacto real y significativo de la salud ocular en el mercado laboral. Y es que una persona pasa, aproximadamente, un tercio del día en su puesto de trabajo y, generalmente, sus ojos son una de las principales herramientas durante la jornada.

Quemaduras, traumatismos, fatiga visual, sequedad o la introducción de cuerpos extraños en los ojos. Estos son algunos de los problemas oftalmológicos más comunes y que están relacionados con todo tipo de profesiones. En función del tipo de trabajo que se realiza, pueden cambiar y ser más o menos específicos. Eso sí, tienen en común que muchos de estos problemas o accidentes podrían prevenirse o tratarse de manera rápida y eficaz en el mismo entorno de trabajo. Para ello, es importante que la salud ocular forme parte indivisible de la salud de los trabajadores y que todo tipo de empresas y organizaciones actúen para proteger el bienestar de su fuerza laboral. Aquí entra en juego, por ejemplo, la ergonomía visual que se centra, concretamente, en la adaptación del ambiente y condiciones de trabajo a las necesidades de la visión. Su misión es minimizar riesgos y evitar problemas visuales en el futuro. Porque tener acceso a un entorno de trabajo saludable y seguro no es una opción sino un derecho.

Fatiga y otros problemas derivados de las pantallas

Los estudios son claros: muchas personas han padecido o padecerán algún tipo de problema oftalmológico derivado de su trabajo. Sobre todo, si ese empleo está relacionado con el uso continuado de las pantallas. Y es que las personas menores de 60 años pueden llegar a pasar, de media, unas ocho horas al día frente a dispositivos electrónicos. En este sentido, una de las enfermedades más habituales relacionadas con el exceso de horas delante de un ordenador o pantalla es el síndrome del ojo seco. Esta, y otras disfunciones como la visión borrosa, el dolor en los párpados o la fatiga visual, puede traducirse en un bajo rendimiento y, consecuentemente, en una menor productividad en el trabajo.

Fijar la vista en estos dispositivos es agotador para la visión, puesto que demanda un sobreesfuerzo muy importante. Al enfocar pantallas, la frecuencia de parpadeo disminuye y los ojos se esfuerzan por mantener la atención en objetos cercanos durante periodos prolongados. Este uso excesivo de pantallas -y a una distancia corta- no solo provoca fatiga visual, sino que además puede llegar a aumentar la miopía u otros defectos de refracción. Según la Primera Delegación Regional del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, existen ciertos hábitos que pueden ayudar a relajar estos problemas visuales derivados de la sobreexposición.

Por un lado, recomiendan realizar ejercicios de movilidad ocular como, por ejemplo, dirigir la mirada -sin mover la cabeza- hacia el lado derecho, parar y mover los ojos lentamente hacia el lado izquierdo. Otros consejos son cambiar la posición de mirada de lejos a cerca o parpadear de forma frecuente. Finalmente, lavar la cara con agua fría aseguran que también mejora la fatiga ocular, ya que relaja los músculos oculares.

Protección ocular: cómo y cuándo

No es lo mismo trabajar en una oficina que hacerlo, por ejemplo, en una fábrica o al aire libre. En cada uno de estos casos, se recomienda implementar algunas medidas propias y mucho más adecuadas a cada situación. Es decir, en función del trabajo y su entorno, los riesgos oculares varían. Así, pueden estar relacionados con la exposición a productos químicos, a radiación o al vuelo e introducción de objetos en los ojos. Es importante tener en cuenta que, por ejemplo, trabajar con sustancias químicas o utilizar herramientas que pueden provocar que salten astillas a los ojos supone un grave peligro para la visión. Otro riesgo para la visión de los empleados, en este caso para los que trabajan al aire libre, es el sol. Una sobreexposición a los rayos ultravioleta del sol sin gafas de protección solar puede acabar provocando el desarrollo de fotoqueratitis y, a largo plazo, la aparición de cataratas.

La buena noticia es que, aproximadamente, un 90% de estas problemáticas se pueden prevenir. ¿Cómo? Usando la protección adecuada cuando se manipula alguna maquinaria o se desarrollan actividades que puedan conllevar lesiones o trastornos oculares. La protección ocular es obligatoria en muchos lugares de trabajo para salvaguardar a los trabajadores contra peligros mecánicos, químicos, eléctricos, térmicos, etc. Pero también para evitar accidentes y lesiones. Una mala visión puede estar detrás de un gran número de accidentes de trabajo. Y es que, en algunos trabajos, ver correctamente es esencial para la seguridad del trabajador y la de sus compañeros. Es el caso, por ejemplo, de los conductores de maquinaria o vehículos.

Una de las medidas preventivas más comunes son las gafas de protección. Según la Normativa Europea, las gafas para uso laboral han de estar certificadas, tanto sus monturas como sus lentes en un conjunto. Es decir, no se pueden utilizar monturas con oculares que no hayan sido certificados con ellas. Aparte del obligatorio marcado «CE», también son obligatorias las marcas identificativas del grado de protección. Por otro lado, existen las pantallas de protección que pueden ser de muchos tipos, desde faciales integrales a faciales montadas, entre otras. Es importante que proporcionen protección frente a impactos de distinta intensidad, radiaciones, metales fundidos y sólidos calientes, gotas y salpicaduras, polvo, gases, etc. Tanto las gafas de protección como las pantallas -o cualquier otro equipo de protección- deben combinar la comodidad, la seguridad y la buena ventilación.

Programas de seguridad y salud: así deben aplicarse

Los programas de seguridad y salud en el trabajo, conocidos como SST, están diseñados para asegurar entornos laborales seguros y evitar lesiones o futuros accidentes. Por lo tanto, también son herramientas útiles a la hora de proteger la visión de los empleados. Se basan, concretamente, en prevenir la exposición a peligros específicos de cada puesto laboral; y, por otro lado, en preservar la salud visual actual. Finalmente, otro gran objetivo de estos programas es disponer de un sistema para incluir la pérdida natural de visión en la evaluación de riesgos.

Es importante en las compañías y lugares de trabajo que todos los empleados estén siempre informados de los peligros que pueden afectar a la salud general, y también a la salud visual en concreto. Las empresas deben, por lo tanto, hacer de la seguridad y la salud una prioridad y corregir cualquier peligro o mala praxis cuanto antes. Se aconseja, por ejemplo, que estos programas de seguridad y salud identifiquen previsibles emergencias, capaciten a los empleados para que ellos puedan controlar los peligros y que siempre estén en constante actualización y mejora.