"La Fundación quiere hacer más confortable el día a día de las personas con baja visión"

A través de recursos digitales adaptados y apoyo en el entorno familiar, la Fundación ONCE Baja Visión apoya la investigación médica para frenar la progresión de las patologías visuales, además de impulsar la inserción laboral y una mayor accesibilidad en la sociedad.

15/07/2025

La baja visión, una patología ocular que afecta a millones de personas en todo el mundo, representa un desafío para quienes la padecen, ya que limita su capacidad para realizar actividades cotidianas de manera autónoma. A pesar de que el tratamiento de la ceguera legal ha avanzado, las personas con ...

La baja visión, una patología ocular que afecta a millones de personas en todo el mundo, representa un desafío para quienes la padecen, ya que limita su capacidad para realizar actividades cotidianas de manera autónoma. A pesar de que el tratamiento de la ceguera legal ha avanzado, las personas con baja visión no han obtenido soluciones para tratar su problema, ya que aún conservan parte de su agudeza visual. En este contexto, nace en 2024 la Fundación ONCE Baja Visión, una iniciativa del Grupo Social ONCE, cuyo propósito es ofrecer apoyo integral a este colectivo, a través de recursos, estrategias de adaptación y sensibilización.

¿Qué es la baja visión?

La baja visión abarca una amplia gama de problemas visuales que no alcanzan el nivel de gravedad de la ceguera total, pero que impactan significativamente en la autonomía de quienes la padecen. Adonay Viera Romero, gerente de la Fundación, explica que "mientras que la ceguera legal la considera la Organización Mundial de la Salud como toda aquella patología que ocasionan algunos parámetros visuales de hasta 10% de visión, la baja visión abarca del 10% hasta el 30%". Este rango implica que los afectados aún tienen capacidad visual, aunque bastante limitada. "A partir del 10% y hasta el 30% de visión, una persona con baja visión tiene una función visual que puede ser aprovechada con las estrategias adecuadas", detalla.

Un colectivo `en tierra de nadie'

La Fundación ONCE Baja Visión surge de la necesidad de abordar las carencias en la atención a este colectivo de personas. La experiencia acumulada por la ONCE a lo largo de toda su trayectoria, atendiendo y ofreciendo servicios especializados a personas con ceguera legal, les permitió identificar que las personas con baja visión estaban en "tierra de nadie". El gerente señala que el colectivo "no recibía respuestas adecuadas ni por parte de entidades públicas ni privadas, a pesar de que sus dificultades visuales afectan significativamente su vida cotidiana".

A raíz de esta situación nació la Fundación que, dada la experiencia de la ONCE en la atención a personas con ceguera legal, tiene "la capacidad para dar respuesta a las personas con baja visión". Así, la Fundación se originó con la intención de "apoyarles en la mejora de su calidad de vida, asegurándonos de que puedan vivir de manera más autónoma y confortable, pese a las dificultades visuales que enfrentan".

Necesidades no cubiertas

Según el experto, el principal reto que enfrenta la población con baja visión es el "desconocimiento general sobre las soluciones que existen". En una sociedad que valora la visión como la principal herramienta para acceder a la información, las personas con baja visión suelen enfrentarse a retos diarios. "Cuando vivimos en una sociedad que está planteada para ver, para que la información nos llegue a nivel visual, las personas con baja visión se encuentran con barreras que no siempre son evidentes", advierte. Asimismo, muchas personas no tienen conocimiento de las estrategias que pueden implementar para facilitar su vida cotidiana. "Por ejemplo, muchos no saben que los dispositivos tecnológicos se pueden adaptar para mejorar su accesibilidad", asegura, añadiendo que "a un teléfono móvil o a un ordenador se les pueden aplicar muchas mejoras para manejarlo con autonomía, a pesar de la pérdida de visión". El profesional también menciona que "cuestiones tan sencillas como tener la casa organizada de forma que los objetos siempre estén en el mismo sitio, pueden facilitar mucho la vida diaria".

Otro aspecto fundamental es la falta de conciencia sobre las dificultades visuales hasta que no se presentan soluciones específicas. "Las personas con baja visión saben que tienen un problema, pero no siempre tienen identificadas las soluciones adecuadas para mejorar su día a día", agrega. Es aquí donde la Fundación juega un papel esencial, ayudando a las personas a "identificar esas necesidades y buscar estrategias que les permitan ser más autónomos en su vida cotidiana".

Recursos digitales y personalizados

La organización ha diseñado un modelo basado en recursos digitales, una decisión que responde tanto a la accesibilidad como a la flexibilidad que el mundo digital ofrece. "A través de nuestro portal privado, ofrecemos guías y recursos prácticos adaptados a las personas con baja visión", puntualiza. Estos recursos abarcan áreas como el entrenamiento visual y la adaptación de tecnologías accesibles. Viera afirma que se centran en "ofrecer información sobre cómo afrontar la pérdida de visión y cómo gestionar el impacto emocional".

Este enfoque está en constante evolución porque la Fundación se adapta a las nuevas necesidades que van identificando. "Las personas que actualmente están registradas como beneficiarias tendrán acceso no solo a los recursos que ya tenemos disponibles, sino también a nuevos recursos que surjan conforme detectemos más necesidades y recibamos retroalimentación de los beneficiarios", subraya.

Relevancia del entorno social y familiar

Por otro lado, el entorno de las personas con baja visión, tanto familiar como social, es esencial para su bienestar y autonomía. Tal y como indica el gerente de la Fundación, "el entorno puede ser la diferencia entre una persona completamente autónoma y una persona totalmente dependiente". En este sentido, las familias pueden contribuir sin querer a la dependencia, a pesar de sus buenas intenciones, ya que "el exceso de protección puede limitar la autonomía de la persona afectada". Viera hace hincapié en que "a veces, para alcanzar un mayor nivel de autonomía, es necesario asumir ciertos riesgos". Sin embargo, dice que "estos riesgos, cuando son asumidos, permiten que la persona con baja visión pueda vivir de manera más independiente y controlada".

Colaboración con profesionales

A su vez, la Fundación colabora estrechamente con diversos profesionales, desde oftalmólogos hasta psicólogos, para ofrecer un enfoque integral en la atención. "El contacto con el mundo de la oftalmología es fundamental, ya que la Sociedad Española de Oftalmología forma parte de nuestro patronato", comparte, aclarando que trabajan con "asesores técnicos en optometría y con psicólogos, ya que la gestión emocional de la pérdida de visión es crucial para una correcta adaptación". El enfoque integral es clave para la fundación porque se quieren asegurar de que todas las estrategias que desarrollan "estén alineadas con los servicios profesionales a los que las personas con baja visión tienen acceso". Esto no solo garantiza la coherencia entre los servicios, sino que también asegura que las personas afectadas puedan recibir un tratamiento y apoyo emocional adecuado durante todo el proceso de adaptación a su pérdida visual.

Impulsar la investigación médica

La investigación es otro de los pilares fundamentales de la Fundación ONCE Baja Visión. "Muchos de los trastornos visuales que causan baja visión son progresivos, por lo que la investigación juega un papel clave para frenar el avance de estas patologías", sostiene, destacando que "la ONCE siempre ha apostado por la investigación, y la fundación mantiene esta filosofía".

De esta forma, están trabajando en una convocatoria bianual de financiación de proyectos de investigación. "Este año, lanzaremos una convocatoria con una dotación económica significativa para apoyar proyectos que busquen prevenir la deficiencia visual", adelanta.

Eliminando barreras

Otro aspecto clave de la labor de la fundación es la inserción laboral de las personas con baja visión. Viera Romero menciona que "el Grupo Social ONCE, del que formamos parte, es el cuarto mayor empleador no público en España y el primero a nivel mundial de personas con discapacidad". Gracias a esta red, pueden ofrecer recursos valiosos, como la colaboración con Inserta Empleo, una entidad especializada en la inserción laboral de personas con discapacidad. Por lo tanto, aprovechan "todas las sinergias dentro del Grupo Social ONCE para promover la inclusión laboral de las personas con baja visión".

Finalmente, remarca que aún existen retos legislativos y sociales que dificultan la plena inclusión de las personas con baja visión: "Uno de los grandes desafíos sigue siendo la accesibilidad en espacios públicos, como las máquinas de ticketing o los datáfonos. Estos son solo algunos ejemplos de cómo, en muchos casos, la sociedad no está suficientemente adaptada para garantizar la autonomía de las personas con discapacidad visual".

Sin embargo, el gerente se muestra optimista sobre el futuro, y espera "que las administraciones públicas sigan avanzando en la atención a las personas con baja visión y que la sociedad en general continúe en el camino hacia una inclusión real". De cara a los próximos años, confía en que "la situación de las personas con baja visión mejorará, especialmente si seguimos sumando esfuerzos entre todos: entidades públicas, privadas y, por supuesto, el movimiento asociativo".

Así, la Fundación ONCE Baja Visión continúa trabajando para ofrecer un futuro más accesible e inclusivo para todas las personas con baja visión, sin dejar de lado la importancia de la investigación, la colaboración profesional y el apoyo de la sociedad en su conjunto.