IM OPTICAS nº 2

54 consultando libros o preguntando al compañero/a (dádiva engañosa que servía de bien poco) que intentando interpretar correctamente el enunciado sobre la mosca que batía sus alas en una bola de vidrio. Por esa razón tan importante “leer” bien el enunciado de la anamnesis como entenderla en todos su matices, relacionando todas las constantes y todas las variables que van apareciendo, tanto a través de la información hablada sino también a través de la observación. Perfiles y coherencias Además de la ciencia, la experiencia nos muestra como la mayoría de personas con un perfil visual similar suelen comportarse de manera también similar. Manifestada en la misma anamnesis, la coherencia o incoherencia entre el perfil visual inicial y la propia “recolección” de información sobre el comportamiento del individuo nos alertan sobre la orientación general del examen. Buscar la coherencia interna entre lo que observamos y escuchamos es la piedra angular de la anamnesis. El cliente/paciente no se inventa nada ni actúa de manera artificial (al menos en general), todo lo que explica, cuando lo explica y como lo explica forma parte de las líneas maestras del “enunciado”. Como sucede con el problema de óptica física, si entendemos lo que realmente le pasa a la persona, si no nos sobra nada de los que nos explica, cuadra con lo que observamos y lo que falta lo preguntamos, sólo nos quedará trazar la coherencia de los signos y manifestaciones. A partir de la información y de la coherencia con el perfil que se va definiendo tenemos la clave de la solución del problema. Conocer un perfil tipo y sus manifestaciones coherentes nos facilita una valiosa orientación para obtener y filtrar mejor la información obtenida en la anamnesis. Sin embargo, ciertos perfiles de alteración visual son más difusos, manifestando signos poco evidentes, o comportamientos que solo una observación atenta puede detectar como indicativos de presencia de trastornos. Aspectos más sutiles como, por ejemplo, un niño incapaz de estar un mínimo tiempo sentado en su mesa haciendo los deberes, levantándose continuamente con cualquier excusa, una persona con una postura excesivamente rígida cuando presta atención visual o un niño que, cuando nos mira, da la sensación de estar en otro mundo. Estos signos o manifestaciones más discretas, pueden enmascararse tras los más evidentes como las manifestaciones de visión borrosa, diplopia, dolor de cabeza o con los comportamientos fácilmente asociables a trastornos visuales, como acercarse mucho al leer o escribir, entrecerrar los ojos al forzar la vista o inclinar la cabeza. Un ejemplo El motivo principal por el que un adolescente acude a nuestra consulta es la visión borrosa de lejos. Después de recoger la información previa habitual (edad, estado de salud, aficiones, rendimiento escolar, antecedentes…), entramos en el motivo principal de queja, observamos al chico que es especialmente movido, nos ha explicado que no le gusta leer y que en el colegio tiene problemas para aprobar las asignaturas. También nos explica que hace poco que ha perdido visión de lejos y que hay días que ve peor que otros, los padres añaden que se acerca mucho al leer… El chico contesta afirmativamente a la pregunta de que si, cuando está mirando de cerca y levanta la vista para mirar de lejos, tarda en enfocar. Al preguntarle si cuando lee tiene molestias dice que le pican los ojos y nota molestias supraoculares, no ve doble (se lo preguntamos), pero sÍ a veces se le emborronan las letras. El motivo principal de queja ya no nos cuadra con el problema real. CONOCER UN PERFIL TIPO Y SUS MANIFESTACIONES COHERENTES NOS FACILITA UNA VALIOSA ORIENTACIÓN PARA OBTENER Y FILTRAR MEJOR LA INFORMACIÓN OBTENIDA EN LA ANAMNESIS

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