IM OPTICAS nº 2

68 Más problemas auditivos en el futuro Según un informe mundial sobre audición presentado en marzo de este mismo año por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las previsiones indican que una de cada cuatro personas presentará problemas auditivos en 2050. Para revertir estos datos, lo mejor es la prevención y la detección del problema, como primer paso para tratar la pérdida auditiva y las enfermedades del oído relacionadas con ella. En la mayoría de los casos, los problemas auditivos se deben a causas congénitas, factores hereditarios, complicaciones en el embarazo, por el uso inadecuado de ciertos medicamentos, por la contaminación acústica y como consecuencia de infecciones o enfermedades del oído, entre otros motivos. Quien más y quien menos ha sufrido alguna afección en el oído, aunque muchas veces no le haya prestado mucha atención. Desde una otitis media, un tapón de cera o laberintitis, hasta afecciones más complicadas como colesteatoma, otosclerosis o Síndrome de Ménière. Una de las causas más comunes del inicio de pérdida de audición. La mayoría de las enfermedades del oído se pueden curar con un tratamiento farmacológico o quirúrgico y, en muchos casos, se revierte la tendencia y se recupera audición. En el caso de pérdida irreversible, la rehabilitación permite que las personas afectadas puedan llevar una vida más o menos normal, sin consecuencias adversas. Tecnologías auditivas como los audiófonos o los implantes cocleares, siempre acompañados de apoyo y rehabilitación, son eficaces, tanto para niños como para adultos. A pesar de estas soluciones, el informe de la OMS señala que la prevención y la detección del problema a tiempo son los aspectos más fundamentales para una buena salud auditiva. En este sentido, apunta que en la niñez, casi el 60% de los casos de pérdidas de audición se deben a causas que pueden prevenirse con la vacunación, con la mejora de la atención materna y neonatal o el tratamiento temprano de la otitis, por ejemplo. Mientras que en los adultos, la limitación de los ruidos, una buena limpieza otológica, la escucha sin riesgos o la vigilancia de la posible ototoxicidad de los medicamentos, puede ayudar a mantener una buena audición y a reducir el riesgo de perderla. Audición y Covid-19 Otra cosa son los problemas derivados del Covid-19, tanto a nivel de posible pérdida de audición debido a la enfermedad, como de problemas de comunicación asociados al uso de las mascarillas. Por el momento no hay ningún estudio científico claro que determine una correlación entre pérdida de audición y Covid-19. Sí que se ha detectado a algún paciente que ha desarrollado una pérdida de audición súbita e irreversible, tras haber superado la enfermedad, pero nada concluyente. Ciertas afecciones virales pueden provocar una patología, denominada hipoacusia súbita, que se desencadena a partir de fenómenos inflamatorios, a nivel de la cóclea o del nervio auditivo, provocados por una infección viral. Y ese podría ser el caso del Covid-19. Al igual que otros casos, en los que al paciente el coronavirus le ha afectado al tronco cerebral, donde se encuentra parte del sistema auditivo, provocando una pérdida de audición. Sin embargo, la comunidad científica insiste en que no hay suficientes estudios verificados que afirmen todos estos supuestos y que se debe investigar más. Lo que sí está claro es que la mascarilla ha supuesto un impedimento para aquellas personas con una audición baja o nula. Ciertos materiales suponen una barrera más para el sonido y dificultan la comprensión. Pero además, ha impedido la lectura de labios a los sordos. A ello hay que sumarse las afecciones provocadas por el confinamiento. Muchas personas mayores han visto mermada su capacidad auditiva al no poder hacerse revisiones o ajustar sus audífonos, lo que les ha provocado un mayor aislamiento social por falta de comunicación. Y en el caso de los más jóvenes, la pandemia ha incrementado el uso de auriculares y otros dispositivos eléctricos debido al teletrabajo, a las clases online, a estar mayor tiempo ante los videojuegos o a las constantes conversaciones telemáticas con amigos y familiares. Su uso inadecuado y la exposición prolongada, con un volumen excesivo, puede provocar a largo plazo un daño irreparable en la audición, adelantando la edad a la que aparecen pérdidas de audición por deterioro progresivo y prematuro. La Confederación Española de Familias de Personas Sordas (FIAPAS) recuerda que, según las OMS, el 50% de adolescentes y jóvenes de entre 12 y 35 años, están en riesgo de perder audición por sobreexposición al ruido en contextos recreativos. Por eso demandan que las administraciones reguladoras de estos productos y entornos de consumo de ocio, así como los entornos laborales, adopten las medidas preventivas al respecto. Número de personas en millones 2050 2040 2030 2019 1.582 1.889 2.206 Todas las pérdidas auditivas Aumento proyectado de la prevalencia de la pérdida auditiva. 2019 - 2050 Pérdida auditiva incapacitante 2.497 430 509 612 711 Fuente: OMS

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