22 EL ÓPTICO OPTOMETRISTA El caso de Juan Manuel Moya Vallecillo, óptico optometrista y gerente de Opticalia Roda, en Jaén, “es un caso muy común en el sector. Me he criado entre gafas”, afirma. La razón, “mis padres abrieron su primer centro en 1980, cuando yo era un niño, y para mí ha sido algo muy natural continuar con la profesión. Se puede decir que he pasado por todas las etapas de la profesión. De adolescente hice labores de taller para a continuación estudiar, lo que en mi época era diplomatura, más tarde desarrollarme en el gabinete y ahora compaginarlo con la gestión”, explica. Desde su experiencia, recuerda que “tratamos con personas y, más especialmente, con su salud. Esa vocación de servicio, del trabajo bien hecho y de honestidad son los puntos que más destacaría de la profesión. Luego están los casos que puntualmente son muy gratificantes, por la complejidad o porque puedes palpar directamente la gran mejoría que consiguen nuestros pacientes, y que te hacen sentir bien con el trabajo que realizamos”. Hablando de los clientes, Juan Manuel Moya explica que demandan algo más que venta de productos: “Hace años empezamos a ver que el cliente online se iba de las ópticas, especialmente en las lentes de contacto y gafas de sol. Si solamente les ofrecemos productos, seguirán allí, sin duda. Nuestra baza para atraer y fidelizar a nuestros clientes se fundamenta en el servicio, y no solo el de gabinete, que, por supuesto, potenciamos, sino en otro tipo de servicios y herramientas que nos acercan a nuestros clientes”, asevera. Juan Manuel Moya Vallecillo Opticalia Roda (Jaén) De los cambios que ha vivido la profesión, el óptico optometrista de Opticalia Roda considera que se han producido “poco a poco. No ha sido rápido y todavía estamos en proceso. La profesión del óptico optometrista se ha ido ganando el respeto de la sociedad. El gabinete y nuestro saber hacer han sido nuestras armas para conseguir que cada vez se valore más nuestro trabajo”. Asimismo, “también quiero destacar el papel de las universidades, ya que cada vez veo a las nuevas generaciones más preparadas y sin ningún complejo para desarrollar sus capacidades”. En relación al futuro, Juan Manuel Moya cree que “la óptica irá de la mano de la sociedad, no queda otra. Si nuestros clientes quieren vivir en un entorno digital, tendremos que ir allí. Pienso que podrán convivir tanto el online como el offline. De hecho todos los operadores que han salido exclusivos de online, terminan buscando establecerse en tienda física. Pero para los que hemos nacido como una óptica física, no nos queda más remedio que subirnos a ese carro, cogiendo lo mejor de cada mundo. Los pioneros ya están allí y les va muy bien. Cuanto más tardemos en empezar a adaptarnos, más lo sufriremos”, comenta. Entre los principales cambios que deben producirse, Juan Manuel Moya pone el foco en la formación en gestión. “En mi caso, -explica- yo me formé como óptico optometrista, y si no hubiera salido del gabinete, me hubiera bastado, con las lógicas actualizaciones. Pero en nuestro sector, hay mucho óptico que decide dar el salto a crear su propio negocio. Y es, en ese punto, donde la mayoría adolecemos de una mínima formación. Gestionar una empresa ni es fácil ni es algo intuitivo. Requiere un aprendizaje que, en la mayoría de los casos que conozco, se consigue a base de muchas equivocaciones, que en mi opinión con una formación adecuada se podrían evitar”. “EL GABINETE Y NUESTRO SABER HACER HA SIDO NUESTRA ARMA PARA CONSEGUIR QUE CADA VEZ SE VALORE MÁS NUESTRO TRABAJO”
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