IM OPTICAS nº 21

73 relacionada con la salud (HRQoL). Además, los pacientes con enfermedades maculares y de la retina son más propensos a caídas y fracturas, aumentando su dependencia de los cuidadores y de los servicios de asistencia sanitaria. Todo ello compromete su autonomía. Las limitaciones físicas derivan en muchos casos en aislamiento social, pérdida del puesto de trabajo e inestabilidad económica. Por otra parte, muchas personas con discapacidad visual enfrentan barreras para acceder a transportes y edificios y lograr información. La consecuencia directa es que la depresión y la ansiedad son más prevalentes en las personas que padecen pérdida de visión. Así pues, los autores de la investigación concluyen que, ante esta situación, “la implementación de programas de rehabilitación visual y de prevención de la ceguera es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes y reducir la carga económica”. La inversión en tecnologías de detección temprana, como herramientas de inteligencia artificial, puede ayudar a mitigar el impacto de la discapacidad visual. Finalmente, el estudio llevado a cabo por los investigadores españoles destaca la necesidad de impulsar la cooperación entre las administraciones, las asociaciones de pacientes y los centros de investigación. “Esto es clave para implementar medidas eficaces que garanticen una mayor calidad de atención a las personas afectadas y, al mismo tiempo, disminuir la carga económica y social que estas enfermedades suponen”, reportan. Avances científicos más prometedores Entre las acciones prioritarias, el estudio menciona la inversión en investigación y nuevas terapias. No en vano, en las última décadas los avances médicos han permitido el desarrollo de soluciones innovadoras para ayudar a restaurar la visión en personas afectadas por estas patologías. Entre las técnicas más prometedoras se encuentran la impresión 3D de tejidos oculares, los trasplantes totales y la producción de células especializadas. La bioimpresión ha revolucionado la ingeniería tisular al permitir la creación de estructuras celulares tridimensionales extremadamente complejas. La técnica implica el uso de biotintas conteniendo células vivas y biomateriales que se imprimen en capas para formar tejidos funcionales. De igual modo, la impresión de materiales biocompatibles hace que sea fácil imprimir andamios celulares que permiten el crecimiento y la organización de las células retinianas. Estos modelos han demostrado ser prometedores en experimentos de laboratorio, ofreciendo interesantes perspectivas de futuro para trasplantes a medida en pacientes afectados por enfermedades degenerativas. España también está teniendo un papel destacado en estas investigaciones, con proyectos de igual entidad: cuenta con tres investigaciones de primer nivel que han demostrado su eficacia en ensayos preclínicos en Madrid, Sevilla y Valencia. Así, un proyecto internacional liderado por la Universidad Complutense y la Politécnica de Madrid construyó la primera retina artificial con biomaterial de fibroína de hilo de seda como tejido conectivo para tratar una degeneración de la mácula. El Centro de Investigación Príncipe Felipe, de Valencia, y el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa, de Sevilla, han desarrollado otras soluciones en la misma línea. Incluyen tejido tisular a base de células madre que, mediante técnicas in vitro, permiten generar retinas 3D compatibles para implantar y que ya se han probado en animales. Pero a pesar de estos y otros prometedores avances en la bioimpresión 3D de tejidos oculares, todavía existen desafíos en el futuro, incluida la integración vascular adecuada del tejido impreso y la funcionalidad prolongada de los fotorreceptores en el ojo humano. Otro marco complementario para la regeneración de tejidos retinales incluye trasplantes totales de la retina. La sustitución completa de una retina dañada LA CEGUERA Y LA PÉRDIDA DE VISIÓN REPRESENTAN UN DESAFÍO GLOBAL QUE AFECTA A MÁS DE 2.000 MILLONES DE PERSONAS EN EL MUNDO

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