IM OPTICAS nº 21

80 OFTALMOLOGÍA AL DÍA “La implantación de los tubos Stop-Loss es una verdadera revolución” LA EPÍFORA O LAGRIMEO ES UNA CAUSA MUY FRECUENTE DE CONSULTA POR PARTE DE LOS PACIENTES. EN NUMEROSAS OCASIONES SE ACOMPAÑA DE OTROS SÍNTOMAS COMO SENSACIÓN DE CUERPO EXTRAÑO, OJO ROJO, PICOR, CONJUNTIVITIS DE REPETICIÓN, ECCEMA PALPEBRAL, ETC. Se estima que una persona produce una media de entre 0,2 a 0,5 mililitros de lágrimas cada día. Sin embargo, esta función puede verse afectada como consecuencia de una obstrucción del conducto lagrimal. “Las causas de esta interrupción del drenaje pueden ser una inflamación del saco lagrimal por infección (dacriocistitis), una obstrucción congénita, un traumatismo o cambios fisiológicos derivados del envejecimiento”, explica la doctora Concepción Aránguez, especialista del servicio de Oftalmología del Hospital QuirónSalud Marbella. En los casos de dacriocistitis el tratamiento inicial es la dispensación de antibióticos y antiinflamatorios, pero si esta indicación no funciona, el especialista optará por la cirugía. Una buena anamnesis La epífora o lagrimeo es una causa muy frecuente de consulta por parte de los pacientes. Según Aránguez, en numerosas ocasiones se acompaña de otros síntomas como sensación de cuerpo extraño, ojo rojo, picor, conjuntivitis de repetición, eccema palpebral, etc. “La lágrima, que se produce en la glándula lagrimal, se drena en condiciones normales desde el ojo hacia la fosa nasal a través de unos conductos que tienen su entrada en los puntos lagrimales superior e inferior, situados en la zona medial de los párpados y que, tras atravesar los canalículos lagrimales, llega al saco lagrimal y al conducto lacrimonasal, desembocando en las fosas nasales a nivel del meato inferior”. La experta especifica que no se debe asumir la existencia de una obstrucción de este sistema lagrimal cada vez que se ve a un paciente con epífora, ya que las causas de lagrimeo son múltiples: desde irritaciones crónicas de la conjuntiva por alergias moderadas o severas, secundarias a tratamientos farmacológicos prolongados (como es el caso de pacientes con glaucoma, etc.), malposiciones palpebrales, traumatismos, tumores, causticaciones, parálisis faciales, etc. Y en algunos casos, de forma paradójica, el lagrimeo no es sino otra manifestación de un ojo seco, “algo que cada vez vemos de forma más frecuente en la consulta”. Por todo lo expuesto,“es crucial una buena anamnesis y exploración del paciente en consulta para determinar el origen real del lagrimeo que presenta el paciente CONCEPCIÓN ARÁNGUEZ, OFTALMÓLOGA DEL SERVICIO DE OFTALMOLOGÍA DEL HOSPITAL QUIRÓNSALUD MARBELLA

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=