IM OPTICAS nº 22

27 La baja visión, como todas las discapacidades, ha sido considerada durante muchos siglos una anomalía o enfermedad, que anulaba las capacidades y posibilidades de la persona afectada. Ese enfoque se ha ido modificando hasta llegar al actual, que no solo contempla los aspectos médicos, sino también sus posibilidades de participación social y los aspectos psicológicos. Así, a día de hoy, la baja visión o deficiencia visual se describe como la condición visual que tiene una persona con una reducción importante de su visión, que no mejora utilizando la adecuada corrección en gafas, lentes de contacto e incluso tratamientos farmacológicos o quirúrgicos y que, por ello, presenta una incapacidad para realizar algunas tareas de la vida cotidiana, pero sin llegar a considerarse ciegos legalmente. Se estima que sobre un millón de personas sufren alguna discapacidad visual en España, de las cuales 920.900 presentan baja visión y 58.300 ceguera. Pero hasta hace unas pocas semanas casi un millón de ellas se encontraban “en un limbo”, en palabras de Pablo Bustinduy, ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030. En marzo de 2025 la ONCE presentó la primera fundación española para personas con baja visión, la Fundación ONCE Baja Visión (FOBV). “Se detectó que estas personas tenían dificultades reales en su día a día y no había nadie dándoles una solución”, apunta Adonay Viera, gerente de la FOBV. Por lo tanto, esta iniciativa la consideran sus impulsores “un paso gigante”: no solo apoya la entidad a quienes tienen ceguera legal, sino a las personas que hasta ahora no tenían dónde acudir. Para determinar la baja visión, un paciente debe tener 0,3 o menos de agudeza visual en el mejor de los ojos o un campo visual inferior a 20 grados. Sin embargo, en el Estado español es considerado“legalmente ciego” aquel individuo que tenga una agudeza visual menor o igual al 10 % y/o un campo visual menor o igual a 10 grados en el mejor de sus ojos. Esto significa que muchas personas legalmente ciegas tienen cierta visión residual, pero con grandes limitaciones que son muy variables en función de cada caso. Las personas con baja visión, “en un limbo” entre la ceguera y la vista CASI UN MILLÓN DE ESPAÑOLES CONVIVEN CON ESTA CONDICIÓN QUE CONLLEVA UNA IMPORTANTE REDUCCIÓN DE LA VISIÓN. SE TRATA DE UNA DEFICIENCIA QUE INCAPACITA MUCHAS TAREAS DE LA VIDA COTIDIANA Y QUE POR AHORA NO SE PUEDE SOLUCIONAR CON GAFAS, LENTES DE CONTACTO O CIRUGÍA.

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