29 También en la población pediátrica En muchas casos la baja visión está asociada a la edad o, más bien, al padecimiento de patologías que suelen aparecer en personas mayores. Sin embargo, no siempre es así. Son numerosas las condiciones oculares que pueden causar la baja visión en la población pediátrica, aunque la catarata, el albinismo y el nistagmo son las patologías oculares más mencionadas por los estudios como causas de la baja visión en los niños, así como enfermedades de la retina tales como la ROP y del nervio óptico como la atrofia. Para avanzar en el origen de una de las causas principales de baja visión en la infancia, el Hospital Universitario La Paz de Madrid tiene en marcha un proyecto de investigación, gracias a la concesión de una beca de la ONCE, en el que se enfocan en el estudio del diagnóstico de los trastornos oculares como el nistagmus. Esta patología se caracteriza por el movimiento ocular incontrolable e involuntaria de imágenes en la retina. Este síntoma es originado por una alteración del mecanismo encargado de mantener la fijación foveal, es decir, la capacidad del ojo de enfocar un objetivo, lo que permite obtener una imagen detallada. Este proyecto de investigación tiene como objetivo correlacionar las diferentes manifestaciones clínicas, estructurales, electrofisiológicas y genéticas a través de un videonistagmógrafo. Se trata de un dispositivo que analiza las ondas del nistagmus para poder conocer qué pacientes tienen mejor y peor pronóstico visual, así como diferenciar los diferentes grados de enfermedad. La principal novedad es la precisión de esta técnica diagnóstica, ya que, hasta ahora, se hacía mediante observación del clínico. Se calcula que la prevalencia del nistagmus en la población general es de 24 por cada 10.000 habitantes, con una ligera predilección por la ascendencia europea. En la población infantil es de 14 por 10.000. Por otro lado, como expone la Sociedad Española de Especialistas en Baja Visión y Rehabilitación Visual (SEEBV), el abordaje de la Baja Visión en los niños y en los adultos es sustancialmente diferente. “En adultos se trabaja en base a los objetivos del paciente, mientras que en los niños han de comenzar con la rehabilitación motora y visual”, incide. Después de la detección debe ser estimulado visualmente por un especialista en baja visión, y en la edad preescolar es fundamental hacer rehabilitación visual con el fin de ayudar al niño a ser eficiente en sus tareas escolares. Esta rehabilitación consiste en el aprendizaje del uso de ayudas ópticas y en ejercicios que mejoran la eficacia visual y la atención. Gracias a ella, el paciente mejora la percepción visual, se trabaja la atención visual, el seguimiento de la línea de lectura, se estabiliza la fijación, se produce una apertura en el campo de visión, el salto de una palabra a otra, se trabaja la coordinación ocular y se mejora el enfoque. “A partir de la primera infancia es esencial controlar la visión de los niños, ya que muchas veces, la poca información y tardía prevención de la baja visión, dificulta la creación del esquema corporal y espacial, padeciendo en algunos casos, ciertos problemas de atención y aprendizaje”, advierte la SEEBV. En cuanto al uso de ayudas, los especialistas aseguran que las ayudas para la lectura serán fundamentales para afrontar el aprendizaje en un niño con baja visión. “Desde una simple lupa para leer o para mirar smartphones, diccionarios, etc., microscopios para la lectura (gafas de apariencia normal pero que exige colocarse la lectura a una distancia más próxima), hasta una gran variedad de sistemas electrónicos que facilitan la lectura, textos en PDFs ampliados, atriles, etc.”. Para ver la pizarra, añaden, “son muy útiles los telescopios, y estos deben ser introducidos cuanto antes para actividades lúdicas, como ir de excursión, ir al zoo, con el fin de que aprendan su manejo antes de realizar una tarea cognitiva”. Y de manera más reciente, el avance de la inteligencia artificial (IA) ha sido crucial en el desarrollo de soluciones prácticas para la accesibilidad digital en pacientes de todas las edades. Aplicaciones que describen imágenes, identifican objetos y proporcionan indicaciones de navegación junto con dispositivos específicos como lupas electrónicas y visores de realidad aumentada, han abierto nuevas posibilidades para las personas con baja visión. En suma, la tecnología ha simplificado tareas tan cotidianas como leer un libro, ver una película, cocinar o hacer ejercicio. Además, esto puede ampliarse también al ámbito laboral y académico, pues permiten crear, escanear y convertir documentos, automatizar procesos etc., y un sinfín de utilidades a incorporar en la vida diaria. PARA DETERMINAR LA BAJA VISIÓN, UN PACIENTE DEBE TENER 0,3 O MENOS DE AGUDEZA VISUAL EN EL MEJOR DE LOS OJOS O UN CAMPO VISUAL INFERIOR A 20 GRADOS
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