55 La visión es esencial en la vida diaria de las personas mayores para realizar todo tipo de actividades y llevar a cabo tareas básicas que les permiten mantenerse independientes. En gran medida, leer, cocinar, utilizar el teléfono, desplazarse por la casa o salir al exterior dependen de una visión clara y funcional. Cuando esta capacidad se ve afectada, incluso de manera parcial, la autonomía de los mayores disminuye, lo que puede llevar a una mayor dependencia de los demás y, en algunos casos, a una institucionalización. A medida que la población mundial envejece, la mejora de la calidad de vida de los mayores se convierte en una de las prioridades para los sistemas de salud. El concepto de“empoderamiento visual”es una de las estrategias para lograrlo, especialmente cuando se trata de preservar o mejorar la autonomía funcional de las personas mayores. Optimizar la visión El empoderamiento visual consiste en maximizar el uso de la visión para que la persona continúe desempeñando tareas de forma independiente. Por lo tanto, es necesario ofrecer las herramientas necesarias a las personas mayores para que puedan manejar su entorno de manera autónoma, empleando las estrategias y recursos que les permitan aprovechar al máximo su capacidad visual. Entre las herramientas, se encuentran las ayudas ópticas, como gafas graduadas, lupas o telescopios, y las ayudas no ópticas, como una buena iluminación, lentes con filtros de color y materiales de alto contraste. Adicionalmente, las tecnologías asistivas -ampliadores electrónicos, lectores de pantalla o dispositivos móviles con funciones de accesibilidad- están jugando un papel clave en la vida diaria de quienes enfrentan pérdida visual. Su uso debe combinarse con una atención profesional personalizada, a través de especialistas que informen y orienten a los mayores sobre su salud visual, adaptando las recomendaciones a sus necesidades específicas. Esto incluye el entrenamiento en el uso de dispositivos y la organización del espacio para reducir riesgos. Así, los pacientes recuperan parte de su independencia y autoestima, reforzando su participación activa en la sociedad. Autonomía funcional Existe una relación entre la baja visión y la dependencia porque, cuando los problemas visuales empeoran, los mayores enfrentan más dificultades para realizar las actividades cotidianas que antes llevaban a cabo con facilidad. La pérdida de autonomía tiene efectos físicos y psicológicos, ya que el aislamiento y la sensación de inutilidad pueden generar un impacto negativo en el bienestar emocional. Múltiples estudios han demostrado que las personas mayores con dificultades visuales tienen un alto riesgo de experimentar ansiedad, depresión y otras complicaciones relacionadas con la salud mental. Empoderamiento visual: envejecer con independencia y autonomía OPTIMIZAR LA VISIÓN EN LA TERCERA EDAD NO SOLO IMPLICA VER MEJOR, SINO VER DE FORMA MÁS EFICIENTE. A TRAVÉS DEL APOYO PROFESIONAL, EL USO DE TECNOLOGÍAS ASISTIVAS Y LA EDUCACIÓN VISUAL, ES POSIBLE PREVENIR EL DETERIORO FÍSICO Y EMOCIONAL ASOCIADO A LA PÉRDIDA DE VISIÓN.
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