IM OPTICAS nº 22

64 AUDIOLOGÍA damos la detección y el tratamiento del problema de forma precoz, es posible evitar un porcentaje elevado de estas hipoacusias”, matizó. Por lo que considera una actitud vital “cuidar los oídos y prevenir o evitar el deterioro de la audición como herramienta fundamental para preservar la calidad de vida de nuestra sociedad”. Patología silenciosa La concienciación sobre los peligros de la exposición prolongada al ruido se puso de manifiesto en 1996, cuando el Centre for Hearing and Communication, de Estados Unidos, celebró, por primera vez, el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, cuyo objetivo era alertar sobre los peligros de la exposición prolongada al ruido y combatir sus efectos en la salud de los ciudadanos. Con motivo de una nueva edición de este evento, el pasado 30 de mayo, la Sociedad Española de Acústica (SEA) se sumó a esta iniciativa mundial recordando que el ruido no solo molesta, sino que también enferma. Así, bajo el lema Qué a gusto sin ruido, enumeró algunos de los efectos más frecuentes de la contaminación acústica en la población, entre ellos, la molestia severa, los trastornos del sueño y las enfermedades coronarias. Unido a problemas de salud mental, irritabilidad, insomnio crónico y un aumento de los niveles de estrés y ansiedad. El problema de una mala praxis auditiva no solo tiene que ver con los ruidos externos a los que estamos sometidos. Cuidar la audición en el entorno laboral también es de vital importancia. La OMS estima que el 16 % de los casos de pérdida auditiva a nivel global están relacionados con la exposición al ruido en el trabajo. La normativa española sobre este tema establece que no está permitida la exposición a niveles superiores a los 85 dB, al ser perjudiciales y poder provocar problemas auditivos, como acúfenos y fatiga auditiva. Por ejemplo, hay ciertas actividades profesionales en las que existe un mayor riesgo de padecer problemas auditivos debido a la exposición a diversas fuentes de ruido, especialmente aquellos sectores con presencia de maquinaria pesada, herramientas eléctricas, procesos industriales intensivos o entornos con tráfico elevado. Entre ellos, los sectores de transporte y logística, construcción, sector naval y portuario, minería y extracción o la industria manufacturera, en trabajos como la automoción, la metalurgia, la siderurgia o la manipulación de maquinaria pesada. Los sonidos emitidos se reflejan en las paredes, suelos o techos, lo que aumenta el riesgo de sufrir problemas de audición que, unido a un período de exposición de ocho horas de jornada laboral al día por encima de los 85 decibelios (dB), supone un riesgo muy peligroso para la salud auditiva de los trabajadores. Lo cual puede provocar una serie de efectos adversos que pueden ir desde el desarrollo de una pérdida de audición hasta efectos psicológicos menos evidentes, como el aumento del estrés. Por ello, para minimizar los riesgos, se recomienda utilizar protección auditiva como tapones o auriculares, reducir el tiempo de exposición y realizar revisiones periódicas. Aunque suele ser progresiva y silenciosa, y a menudo se asume como una consecuencia natural del envejecimiento, ignorar los primeros síntomas puede llevar a consecuencias graves como el aislamiento social o la depresión. De ahí la importancia de actuar a tiempo. Sobre todo, ante una forma menos conocida, pero potencialmente más impactante, como es la pérdida de audición repentina o sordera súbita. Esta afección, que suele afectar a personas de entre 45 y 55 años, se manifiesta principalmente como una disminución brusca de la audición en uno de los oídos, en ocasiones tras la percepción de un estallido o zumbido. La sordera súbita afecta a los órganos sensoriales del oído interno y, en muchos casos, su causa es desconocida, si bien puede estar relacionada con infecciones cerebrales, traumatismos craneales o enfermedades previas. Por eso, la primera recomendación es que, ante una pérdida auditiva en un solo oído, es acudir lo antes posible a un otorrinolaringólogo, pues mayores serán las probabilidades de intervención efectiva, especialmente si se trata de una causa reversible. Eso sí, debemos tener en cuenta que, si bien no todas las pérdidas de audición tienen tratamiento curativo, muchas pueden mejorar con dispositivos auditivos o implantes, así como con terapias médicas específicas. Calidad de vida En nuestro país, el Estudio GAES sobre la Salud Auditiva en España 2024 revelaba que el 41 % de la población no tomaba medidas para proteger su audición, lo que aumentaba el riesgo de pérdida auditiva prematura, mientras que un 37 % de los ciudadanos afirmaba no haberse hecho nunca una revisión auditiva. Por otro lado, el informe también destacaba otros datos: el 80 % de los españoles no sabe que la pérdida auditiva puede estar relacionada con la demencia y el 78 % desconoce qué es la presbiacusia, es decir, la pérdida progresiva de la audición con la edad. Además, uno de cada dos no se considera en riesgo de desarrollarla, a pesar de que se trata de una afección común con el paso del tiempo. De ahí la importancia de poner el foco en la prevención como herramienta clave para frenar a la hipoacusia y evitar las consecuencias asociadas a esta. En la misma línea se mostró la campaña de sensibilización de Audika España que bajo la iniciativa Audika en la calle preguntó a los ciudadanos acerca de sus hábitos y su percepción en torno a la audición. Los resultados pusieron de manifiesto que la falta de concienciación sigue siendo un reto en la sociedad española. Más del 50 % de los entrevistados reconoció no haberse realizado nunca una revisión auditiva con un especialista, algo AUNQUE SE RELACIONA LA PÉRDIDA AUDITIVA CON EL ENVEJECIMIENTO, LOS PROBLEMAS AUDITIVOS PUEDEN AFECTAR A PERSONAS DE CUALQUIER EDAD

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