IM OPTICAS nº 22

70 AUDIOLOGÍA Tráfico y auriculares Y si el problema es grave para toda la población, en el caso de los más jóvenes, este tema se está agudizando. Entre otros factores, debido a sus hábitos de ocio. En este sentido, la sobreexposición al ruido está provocando que la pérdida auditiva asociada al envejecimiento aparezca en edades más tempranas, por lo que se está adelantando la pérdida propia de la edad en 10 años (en la población general), y hasta en 20 años en nuestros jóvenes debido a sus hábitos de escuchar música con reproductores personales. “Entre el 40 % y el 50 % de los españoles, alrededor de los 65 años, están notando una pérdida auditiva. Pero, en poco tiempo, serán las personas de 40 y 50 años las que presentarán signos de pérdida auditiva”. Aunque, en los últimos años, según apunta la doctora, los especialistas están alertando de la aparición de casos cuyo origen se basa en otros factores. “Principalmente, hábitos como el uso de reproductores personales de música con auriculares a volúmenes excesivamente elevados o la exposición de altos índices de ruido en bares, discotecas y conciertos”. Unos factores que están condicionando que la pérdida auditiva aparezca a edades más tempranas: “De tal manera que se estima que nuestros jóvenes puedan estar adelantando la aparición de problemas auditivos hasta 20 años, manifestando trastornos típicos de personas de 60 años. Y esto es algo que nos preocupa mucho a los especialistas; por eso, desde aquí, hago un llamamiento encarecido a los jóvenes para que cumplan las recomendaciones legisladas del producto”. Por todo ello, se recomienda no escuchar música a más volumen del estándar mínimo de salida automático, que es menor de 85 dB, y nunca se deben de sobrepasar los 100 dB. También destacar que, en el caso de que el usuario quisiera, voluntariamente, incrementar los niveles a más de 85 db, la mayoría de estos dispositivos incorporan medidas de aviso cada 20 horas de escucha y que alertan de riesgo. Y, respecto al tipo de auriculares, los expertos señalan que los que se insertan en el oído son más perjudiciales que los auriculares de diadema. “Además de limitar la intensidad, hay que limitar el tiempo de exposición, para evitar lesiones auditivas, teniendo en cuenta que, a partir de un nivel equivalente de 80 dB, por cada tres decibelios que aumentemos el ruido, habrá que reducir el tiempo de exposición a la mitad”, concluye la presidenta de la Comisión de Audiología de la SEORL-CCC. Es decir, no debemos exponernos a más de 80 dB durante ocho horas o bien 40 horas a la semana (ocho horas al día durante cinco días). Mientras que, si el nivel de salida es de 89 dB, no deberemos de escuchar música a esa intensidad durante más de cinco horas semanales. Asimismo, para prevenir la aparición precoz de la pérdida auditiva, los especialistas recomiendan hacer uso de este tipo de aparatos con algunas limitaciones, como, por ejemplo, no utilizarlos más de 60 minutos al día y no superar el 60 % de su volumen máximo: la regla del 60-60. Más allá de los auriculares Pero también es necesario adoptar otras medidas de prevención para proteger nuestra audición frente al ruido al que nos exponemos diariamente, ya sea debido al tráfico de las ciudades (el claxon de un automóvil alcanza los 80-85 dB, y el ruido de una motocicleta, 90 dB), el motivado por los transportes (un avión despegando supone 140 dB), o por el entorno laboral. De hecho, el ruido del tráfico es la principal fuente de contaminación acústica y se encuentra entre los cuatro factores medioambientales con más impacto en la salud. Según la OMS, el ruido del tráfico por carretera es el segundo factor medioambiental estresante más perjudicial en Europa, detrás de la contaminación atmosférica. “Aunque el ruido del tráfico se ha convertido en un compañero constante en nuestro día a día, sus efectos son igual de peligrosos que los de otros tipos de ruido, tanto en lo que respecta a sus efectos auditivos como a los no auditivos. De hecho, los efectos no auditivos quizá son aún más importantes que los auditivos, si bien son muy desconocidos y minusvalorados”. Entre esas otras medidas de prevención que tendríamos que poner en marcha, cabe destacar la necesidad de evitar ruidos impulsivos, es decir ruidos únicos, de muy corta duración, pero de muy alta intensidad, como los petardos o el disparo de armas. También deberíamos alejarnos de las fuentes de ruido, como altavoces en los conciertos y los baffles en fiestas, pubs o discotecas, ya que, según la experta, cada metro que nos alejamos disminuye 6 dB la intensidad del ruido. Otra posibilidad es utilizar protectores auditivos en estas situaciones (un simple algodón puede amortiguar el ruido), o bien usar protectores profesionales, especialmente diseñados para ese fin, en ruidos de ambiente laboral. “Porque la exposición continuada en el entorno laboral durante ocho horas diarias a niveles que podían superar los 80 dB y sin utilizar las protecciones adecuadas, era hasta ahora la principal causa de trastornos provocados por el ruido”, afirma. Y dedicado a los más jóvenes, la protección de nuestra salud auditiva pasa tanto por disminuir el volumen como reducir el tiempo de escucha a volumen alto, así como evitar escuchar música con auriculares más de una hora a más del 60 % del volumen máximo. “Debemos tener en cuenta que los oídos son para toda la vida y hay que cuidarlos”. “LA PREVENCIÓN TAMBIÉN INCLUYE EVITAR LA INGESTA DE MEDICAMENTOS DE USO COTIDIANO, QUE, TOMADOS DE MANERA PROLONGADA, DAÑAN LA AUDICIÓN”

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