IM ÓPTICAS nº 3

48 La optometría pediátrica se encarga del examen visual de la infancia, desde su nacimiento hasta los 14 años. Un periodo fundamental, ya que es una etapa de crecimiento en el que el cerebro aprende a ver, con las imágenes que le llegan de los ojos. Si esas imágenes no son nítidas o no se procesan adecuadamente por las áreas visuales del cerebro puede condicionar al aprendizaje del niño y a su rendimiento escolar. Algo a tener en cuenta, puesto que se calcula que hasta un tercio de la población infantil que sufre fracaso escolar está relacionado con alteraciones visuales. Todos sabemos de la importancia de cuidar nuestros ojos. Sin embargo, en el caso de los niños, su cuidado es prioritario, ya que es, en esta etapa primigenia de su vida, cuando se desarrollan sus funciones. Durante sus primeros años de vida, el cerebro aprende sobre su entorno a través de los ojos. Si éstos no están trabajando de manera coordinada y/o las imágenes que le llegan no son nítidas, condicionarán negativamente su aprendizaje escolar y su futura vida adulta. Es en este campo en el que la optometría pediátrica entra en acción, favoreciendo el desarrollo visual de los más pequeños y evitando problemas futuros, tanto visuales como de rendimiento. En cada etapa de crecimiento, la optometría pediátrica maneja pruebas específicas para medir la agudeza visual o la visión estereoscópica, por ejemplo, así como la coordinación óculo manual o los movimientos oculares. Deben valorarse tanto la salud ocular como el estado refractivo, acomodativo y binocular para prevenir trastornos o mejorar capacidades que pueden tratarse de manera más efectiva en los primeros 5-6 años de vida. Cuando los adultos se encuentran con un problema visual son capaces de detectarlo y acudir al especialista para encontrar una solución. Sin embargo, en el caso de la infancia, han de ser los padres, familiares o profesores los que estén pendientes de las carencias visuales de los niños, más allá de las revisiones pediátricas. Para el niño es difícil detectarlo, puesto que él lo entiende como normal, debido a que nunca antes ha visto de forma correcta. Indicios para detectar problemas visuales En este sentido, deben estar atentos a indicios que puedan hacer creer que el niño sufre una carencia visual. Síntomas como guiñar el ojo o fruncir el ceño para ver mejor, picor de ojos cuando realiza tareas en visión próxima, si se acerca mucho al leer o escribir, problemas de equilibrio, poca habilidad en deportes o en juegos de coordinación ojo-mano, parpadear o frotarse mucho los ojos o tener dolor de cabeza asociado a esfuerzo visual, entre otros. Si estos problemas no se detectan a tiempo, pueden derivar en disfunciones visuales más graves, así como en dificultades en el aprendizaje, ya que la visión es uno de los canales más importantes por los que el niño recibe la información. Una mala visión afecta a todas las actividades diarias de los más pequeños. Ya sea en la comprensión de los temas tratados en el colegio, como en los juegos con los amigos o en la práctica de deportes. Afectando, en algunos casos, al desarrollo de la personalidad del niño o en las relaciones sociales con sus compañeros. El sistema visual de los niños se desarrolla de forma completa hasta los ocho años. Lo que significa que, si se diagnostican a tiempo, se pueden revertir antes de que se vuelvan permanentes. Si no, pueden acompañarles toda la vida, condicionando su futuro profesión. Como, por ejemplo, en el caso de sufrir pérdida de visión binocular o estereoscópica que impide ver en tres dimensiones. No sólo porque no pueda disfrutar de un simulador en 3D, ver una película en 3D correctamente, sino porque no podrá desarrollar una carrera profesional ligada a una visión eficiente y de precisión como, por ejemplo, el pilotaje profesional de coches y aviones, la cirugía o ciertos deportes exigentes de destrezas espaciales. Principales problemas visuales en niños Los principales problemas que afectan a los más pequeños son la ambliopía u ojo vago, el astigmatismo, la miopía, la hipermetropía por encima de la norma, el estrabismo, el nistagmo (movimiento involuntario y repetitivo de los ojos) o la ptosis infantil (caída del párpado). Para María Pilar Morte Palacios, óptica optometrista del centro de optometría y terapia visual Dvisual de Zaragoza y miembro de la Asociación Española de Optometristas, una de las principales preocupaciones es la miopía. “Su incidencia está aumentando de forma acelerada en diferentes poblaciones del mundo, por lo Síntomas para detectar la presencia de problemas visuales en niños La identificación temprana de los problemas visuales en la infancia puede ser primordial, ya que, si no se tratan a tiempo, pueden afectar a la habilidad del menor para aprender y a su adaptación al colegio. En este sentido, desde la entidad colegial se ha elaborado una lista de consejos que permiten a padres y madres sospechar de la existencia de alguna anomalía visual en sus hijos. • Prestar atención si el niño se acerca mucho a los libros o a la televisión. • Observar si se distrae mucho al leer o muestra baja comprensión lectora. • Ver si se fatiga frente a los estímulos visuales que requieran atención. • Presenta una mala escritura a mano. • Se pierde entre líneas cuando lee o usa el dedo para guiarse por el texto. • Se frota los párpados con frecuencia. • Cierra un ojo para leer, ver la tele o enfocar mejor. • Dolores de cabeza o cansancio en los ojos, sobre todo después de realizar tareas de cerca. • Sensibilidad a la luz o lagrimeo excesivo. • Ladea la cabeza para ver mejor. • Malos resultados académicos.

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=