IM OPTICAS nº 4

45 “ “ENTRE EL GRUPO DE PERSONAS AFECTADAS DE PATOLOGÍAS VISUALES, UN 80,8% SON PERSONAS QUE TIENE BAJA VISIÓN” o el 30% de agudeza visual, “cuando lo normal es 1.0, 100% o un campo visual menor de 20 grados y superior a 10 grados”. Según cita Llobet, los expertos estiman que el número de afectados podría triplicarse antes del 2050, no sólo por la mayor esperanza de vida que conlleva la aparición de enfermedades visuales degenerativas asociadas a la edad, sino también debido a patologías derivadas de la miopía elevada, la ya considerada pandemia del siglo XXI. La miopía, que afecta a siete de cada diez jóvenes en España, no es una enfermedad en valores bajos ni medios, pero puede convertirse en un problema patológico y, por tanto, ser potencial causa de baja visión, si aumenta por encima de las 6 dioptrías. Los problemas de la baja visión El experto explica que este problema tiene consecuencias, siempre dependiendo de la patología. Presentando entonces distintos síntomas. “En el caso de la DMAE, la persona pierde su buena visión central que es la responsable de la visión de las letras u objetos pequeños, ya que lo que se afecta es la mácula, que es donde hay más concentración de conos y por esto tendrá problemas para leer la letra de periódico, libros, etc. También, los tendrá en tareas como escribir, coser, reconocer las caras de las personas a una distancia normal, ver letreros de lejos (nombre de la calle), número de autobús, ver la televisión a la distancia normal en el salón, la visión de los colores al igual que el deslumbramiento. Sin embargo, no tienen problemas de movilidad ya que no está afectado su campo visual”, comenta Xavier Llobet. En cambio, en el glaucoma, pueden tener una AV normal pero su campo visual reducido, por tanto no tienen problema de vista, pero sí tienen problema de movilidad, ya que su campo visual está reducido y “cuando es inferior a 10 grados suelen tener grandes dificultades en la movilidad. En estos casos son atendidos en la ONCE, según sus criterios”. Llobet cita otro factor, el deslumbramiento. En el caso de la retinosis pigmentaria, el deslumbramiento es tan discapacitante que el afectado debe utilizar filtros selectivos de alta densidad para poder reducir el impacto en su visión. “Estos filtros selectivos actúan sobre la reducción del UV con un corte alto, por tanto al ser muy oscuras y entrar en interiores, obligan a utilizar linternas para su movilidad en el desplazamiento”. Llegar a los objetivos La persona que ve reducida su visión de manera brusca y acude a un centro sanitario de óptica, se suele remitir al oftalmólogo, “ya que nosotros controlamos la visión y ellos el órgano de la visión, delimitando por nuestra parte la detección de dichas anomalías para derivarlas al oftalmólogo que es quien diagnostica y trata la patología. Tras el tratamiento, atendemos a la persona para proporcionarle la mejor ayuda para llegar a sus objetivos teniendo en cuenta su resto visual y también para su vida diaria”, según Llobet. Para llegar al diagnóstico, existen instrumentos con el fin de poder observar el estado y sus posteriores mejoras, OCT, campímetro, retinógrafo, tonómetro, test rejilla de Amsler, test de Ishihara, de Farnsworth y del deslumbramiento. “El tratamiento del órgano de la visión corresponde al oftalmólogo, a nosotros nos corresponde atender las ayudas visuales, lentes, filtros…” Actualmente, las novedades en este tema pasan por tratamientos combinados de fármacos y cirugías que intentan curar o frenar el avance. “El futuro podrían ser las terapias génicas y celulares en el campo de la oftalmología. En cuanto a la óptica, serían las ayudas electrónicas, informáticas y las de inteligencia artificial”. El trabajo de la baja visión en la óptica Dentro de la óptica, Xavier Llobet comenta que, lo primero que debe hacerse es un examen optométrico integral, en el cual observan el estado actual de su visión y de sus ojos, “después según lo que observamos, remitimos a su oftalmólogo para el examen ocular”. En el caso de que la persona ya venga del oftalmólogo, “lo que hacemos es saber cuáles son sus objetivos para que, con las ayudas visuales, pueda llegar al máximo de ellos”. Las ayudas pueden ser ópticas y no ópticas. Dentro de las primeras, cita las lentes oftálmicas, las lupas, los filtros selectivos, los telescopios, los tele microscopios y las gafas prismáticas. Mientras que las no ópticas, pasan por consejos para la vida diaria, como las formas de organizar la casa, no utilizar lápices, mejor rotuladores gruesos, elementos de información auditiva para poder sustituir a los visuales, etc. Todo ello, siempre que la agudeza visual sea superior a 0.1- 0.5 o un campo visual de más de 10 grados. “Si su AV es de 0.1 o su campo visual 10 grados, lo remitimos a los servicios de la ONCE facilitándole toda la información”. Mientras que otros casos son aconsejados a la Asociación de Discapacitados Visuales de Cataluña B1B2, que tienen grandes profesionales tanto en el campo psicológico como social, entre otros. De las mejores del mundo Según Xavier Llobet, la oftalmología en España es una de las mejores del mundo y está al lado de la investigación del sector farmacéutico, que desarrolla nuevos fármacos para la cura o mejora de las patologías oculares. “Después de haber tratado la patología con la mejor terapia oftalmológica, ahora aquí está la figura del especialista de baja visión, que con una titulación universitaria de D.O.O o G.O.O puede ser de gran ayuda”. El experto opina que, trabajando juntos, uno el ojo y el otro, la visión, “podemos hacer mucho más para hacer que la vida con discapacidad sea más llevadera”.

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