IM OPTICAS nº 4

95 Algo más de un millón de personas en España tiene algún problema relacionado con la baja visión. Su vida se ve seriamente afectada por la dificultad para hacer una vida normal, ya que las soluciones ópticas tradicionales (como las gafas) no llegan a corregir esta afección. Por tanto, se encuentran ante obstáculos constantes en cuestiones de la vida cotidiana que para cualquier otro ciudadano son acciones que se realizan con mucha facilidad. Eso era así para la totalidad de españoles que padecen de baja visión hasta la llegada de los dispositivos OrCam. Alejandro Centeno lo sabe bien. Fue el primer usuario en nuestro país de uno de los productos de esta compañía tecnológica de origen israelí, OrCam MyEye. A finales de 2018 comenzó su experiencia con este dispositivo del tamaño de un dedo y el peso de un bolígrafo (25 gramos) que, gracias a la imantación de uno de los lados, se adhiere a la patilla de las gafas sin sobresalir ni destacar. En su frontal, tiene una pequeña cámara que permite leer lo que el usuario tiene delante y, en su parte trasera, un altavoz que lee de manera discreta lo que identifica. Para que así la persona pueda tener toda la información precisa al instante y decidir la acción a tomar de manera autónoma. Sin ayuda de cuidadores ni familiares. Para que pueda desarrollar su vida con la mínima dependencia posible. Mediante una tecnología basada en Inteligencia Artificial (IA), los dispositivos de esta multinacional funcionan sin necesidad de estar conectados a internet. Es decir, se usa sin conexión (offline). Como resultado, la relación entre usuario y dispositivo es totalmente confidencial y “discreta”, como lo califica Bari Hayoun, responsable de OrCam para LATAM e Iberia. Con un trabajo de I+D desarrollado durante una década, el resultado es un producto que “mejora en tareas cotidianas, para que [los usuarios] no se confundan en tomar leche o vino; pueden leer lo que pone en la etiqueta; cuando van a comprar, pueden identificar el billete, la caja… el dispositivo también identifica los rostros de los amigos, les dice su nombre”, enumera algunas de las funciones que es capaz de realizar. Hayoun aclara que MyEye “no mejora la baja visión, pero sí incrementa la independencia de las personas”. Todas las funciones que ofrece dan como resultado, según asegura, el cambio “radical” en la vida de las personas. De tal manera que este dispositivo permitió a Centeno terminar la carrera “a la par” que el resto de sus compañeros de Psicología en la Universidad de Salamanca. Pero también le ayuda a leer la carta de los restaurantes o reconocer los productos cuando está en el supermercado, ya que la fotofobia que padece le incapacita para poder hacerlo. “Mi calidad de vida y la independencia que me otorga el dispositivo es fundamental en mi día a día. Antes necesitaba la ayuda de mi familia, amigos, compañeros de trabajo o profesores para realizar tareas tan sencillas como leer la carta de un restaurante, dependiendo de la luz que haya…ahora, entre muchas otras cosas, puedo hacerlo sin ayuda”, confiesa. Cualquier usuario de cualquier año previo a 2018, al acudir a su oftalmólogo, tenía diversas opciones de tratamiento, como explica Ricardo Roca, óptico optometrista, vocal de la Sociedad Española de Especialistas en Baja Visión. Desde la rehabilitación a otras soluciones tecnológicas u ópticas. Porque el objetivo del especialista en baja visión es “potenciar y aprovechar al máximo” los restos visuales que le quedan al paciente, explica. Ya que lo que más afecta a la persona diagnosticada con baja visión es, por lo general, su relación con la lectura. Aunque hasta llegar a ese punto puede pasar más tiempo: es el que la persona tarda en asimilar que tiene una limitación visual importante. O ORCAM HA DESARROLLADO VARIOS DISPOSITIVOS QUE OTORGAN MÁS AUTONOMÍA E INDEPENDENCIA A LAS PERSONAS CON AFECCIONES VISUALES Ricardo Roca

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