IM OPTICAS nº 6

28 y acudimos a un especialista cuando notamos alguna molestia”, opina. Esto es, para Fernández, cultura sanitaria y “debería enseñarse desde los colegios”. Los ópticos optometristas tienen un papel fundamental en esta educación sobre la importancia del cuidado de la salud, en su caso de la salud visual. Ricardo Fernández es de la opinión que, en materia de salud, siempre es más importante “la prevención”. Durante más de 20 años, en la delegación que preside se han aplicado convenios de colaboración en materia de prevención y promoción de la visión con las distintas comunidades autónomas que la integran. Actualmente, entra en el terreno un nuevo jugador: las nuevas tecnologías que “reclaman un trabajo prácticamente sin descanso de la visión, sobre todo en distancias cercanas”. Esto no solo requiere una buena visión, recuerda, sino que también es necesario un “eficaz funcionamiento de la binocularidad con todo lo que conlleva y para la que es fundamental la prevención”. Y, en este sentido, las revisiones con el óptico optometrista son indispensables. En un examen optométrico, lo primero es hacer “una buena anamnesis e investigar de forma personalizada las necesidades del paciente”, explica. A partir de ahí, además de una valoración general del paciente y las pruebas específicas necesarias, se planteará la solución optométrica que pueda necesitar. En estos exámenes tienen mucho que decir los avances tecnológicos. Los ópticos optometristas han estado siempre a la vanguardia en el uso de los diferentes avances tecnológicos, aplicándolos en sus consultas en los establecimientos sanitarios de óptica, en aras de un mejor servicio al paciente. “El uso de tonómetros de no contacto, topógrafos, retinógrafos no midriáticos, campímetros..., no solo ha ayudado a mejorar el examen optométrico, sino los tratamientos con lentes oftálmicas o de contacto cada vez más sofisticadas y personalizadas”, ejemplifica. Los problemas de visión más comunes Las personas van cambiando desde que nacen y, en cada etapa vital, van surgiendo nuevas necesidades. Estas, si no se cubren bien, pueden producir disfunciones visuales. Por ejemplo, a partir de los 40 años, la presbicia es un problema habitual. “Supone una pérdida progresiva de nuestra capacidad de enfocar los objetos en visión cercana, como en momentos de lectura, cuando estamos con el teléfono o viendo pantallas”. Sobre todo si no se tiene en cuenta la higiene visual; o en otras palabras, una buena postura, iluminación, tiempos de descanso…para mejorar la salud visual. Este mecanismo propio de la presbicia es la acomodación, que se realiza gracias a la capacidad de los cristalinos a modificarse para ajustar dicho enfoque. “Se puede compensar con lentes graduados para cerca, lentes ocupacionales, lentes multifocales o lentes de contacto igualmente multifocales”, comenta Fernández. Eso sí, hay que tener en cuenta que la presbicia forma parte de la evolución natural de las personas, “lo que sí podemos hacer es llegar a esta etapa vital en las mejores condiciones posibles”. De nuevo, la importancia de las revisiones anuales sale a la palestra. En estos exámenes, también se puede enseñar al paciente a usar la vista, “optimizando todos los recursos a su disposición para mejorar el rendimiento”. Además, gracias a la terapia visual-ortópica, se pueden aconsejar “ejercicios y procedimientos de entrenamiento destinados amejorar y optimizar ciertas capacidades como la convergencia de ambos ojos, la acomodación y la capacidad de movimientos de los ojos de forma coordinada y precisa”. RICARDO FERNÁNDEZ RECLAMA “UNA NORMATIVA ESPECÍFICA SOBRE PUBLICIDAD SANITARIA EN CASTILLA-LA MANCHA”

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