IM OPTICAS nº 6

38 Finalmente, otra posible causa de lesión ocular suele ser las quemaduras por fuentes luminosas que se dan al soldar o usar rayos láser, por ejemplo. Es decir, la visión y los ojos se pueden resentir de causas físicas como las partículas pequeñas generadas al lijar, moler o partir que, además se mueven muy rápido, y son una de los factores más comunes de lesiones en los ojos. Pero también de las exposiciones químicas, que son ya una quinta parte de estas heridas. Los síntomas habituales en este tipo de lesiones son dolor intenso, lagrimeo, no poder abrir el párpado o que este se inflame. En realidad, el contacto con un agente químico puede dar lugar a estos efectos locales, pero también a otros más sistémicos al ser absorbido o al facilitar la penetración de otros agentes a través de la piel dañada. Por ejemplo, el daño en los ojos debido a alcalinos o ácidos cáusticos puede ser muy grave. Además, la lejía o la soda cáustica son capaces de destruir el tejido de dentro del ojo en una décima de segundo. Los oftalmólogos del Centro de Oftalmología Barraquer recomiendan que, si se produce un accidente que afecte a la visión y derive en lagrimeo o irritación, se limpien los ojos con suero fisiológico o agua mineral cuanto antes. En ningún caso, se deben frotar los ojos, ya que podría provocar una infección o añadir complicaciones a la lesión. Y, en accidentes donde se produzca un traumatismo que derive en sangrado o perforación en el ojo, la recomendación es parar la hemorragia en la medida de lo posible y ser tratado por un especialista con rapidez. La prevención, indispensable Son muchos los países en los que la legislación sobre salud y seguridad en el trabajo se ocupa de este tipo de lesiones. Para eso, obliga a que las organizaciones proporcionen protección específica. Y los datos respaldan estas normativas: usar la protección ocular adecuada puede evitar más del 90% de las lesiones oculares graves en el entorno laboral. Para aquellos trabajadores que realizan su labor diaria a la intemperie y que, consecuentemente, están expuestos a agentes externos, el fomento de la prevención es clave. En este sentido, las empresas deben facilitar a su plantilla equipos de protección individual (EPI) que minimicen los posibles riesgos sobre la seguridad y salud de sus empleados. Los EPI deben llevar marcado CE según el reglamento europeo 2016/425 del Parlamento Europeo y del Consejo relativo a los equipos de protección individual. Los equipos, específicamente para la vista, cara o cabeza, van desde las gafas de protección hasta las pantallas o mallas y dependerán del trabajo que se realice. Paralelamente, los entornos industriales son otro de los lugares con mayores probabilidades a la hora de sufrir lesiones oculares. De nuevo, es obligatorio el uso de EPI adecuado, sobre todo en trabajos de soldadura, radiación, etc. Por ejemplo, las gafas protectoras, en estos casos, deben tener también protectores laterales para proteger contra partículas extrañas y líquidos. Mantener a diario estos equipos de protección es necesario para reducir el riesgo de sufrir lesiones en los ojos. Para ello, es importante que el trabajador asegure las partes sueltas, ajuste los anteojos y reemplace las piezas rayadas, cuarteadas o con agujeros. También se recomienda limpiar –según las instrucciones de los fabricantes de cada EPI- las gafas de protección después de cada turno o siempre y cuando sea necesario. Una vez secas, hay que guardarlas en un estuche que evite ralladuras. Por otro lado, las lentes de contacto no protegen a los trabajadores contra los posibles daños oculares relacionados con su profesión. Por eso, siempre deben usarse junto a las gafas protectoras, especialmente si se trabaja con productos químicos. El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo recuerda que, si un trabajador con necesidad de corrección óptica necesita gafas de protección, puede ser dotado de ellas por parte del empresario o responsable. Pero no es la única posibilidad. Existen otros tipos de protectores oculares que pueden ser compatibles con el uso simultáneo de gafas graduadas normales o lentes de contacto. Por ejemplo: el uso de pantalla facial y algunos diseños de montura integral. En realidad, el empresario sólo estará obligado a suministrar gafas de protección graduadas a los empleados si se determina que no es adecuado utilizar alguno de los otros medios posibles. Normativa de los equipos de protección ocular Los equipos de protección ocular no solo incluyen las gafas de protección sino también otros elementos como las pantallas de protección que salvaguardan ojos, cara y alguna parte de la cabeza. Todos ellos están regulados por normativas europeas que hacen hincapié en proteger frente a impactos de diversa intensidad, radiaciones, metales fundidos, gases, polvo, salpicaduras… De hecho, según la Normativa Europea, las gafas para uso laboral deben estar certificadas en su conjunto; es decir, la montura más las lentes. Los estándares de cada país marcarán la normativa a seguir. En España, según el Ministerio de Sanidad, los protectores oculares certificados en base a la norma UNE-EN 166:2002 para la protección frente a líquidos pueden ser gafas integrales frente a gotas o pantallas faciales frente a salpicaduras, donde lo que se evalúa es la hermeticidad del protector o la zona de cobertura del mismo. Es posible el uso de otro tipo de protectores oculares, como las gafas de montura universal con protección lateral, para evitar el contacto de la conjuntiva con superficies contaminadas, por ejemplo; contacto con manos o guantes. No obstante, si por el tipo de exposición se precisa garantizar cierta hermeticidad de las cuencas orbitales, hay que recurrir a gafas integrales (según UNE-EN 166:2002) y, para la protección conjunta de ojos y cara, a pantallas faciales.

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