IM OPTICAS nº 6

57 por parte del paciente de gotas diarias de forma crónica. Con la inyección intraocular de fármacos de liberación retardada, se consigue que, con una sola inyección, ese fármaco tenga efecto entre tres y seis meses. Durante ese tiempo, el paciente no tiene que aplicarse ningún otro tratamiento y con eso se puede controlar la enfermedad sin tener la preocupación de que el paciente se olvide ponerse la medicación. Del mismo modo, se están desarrollando múltiples dispositivos para la cirugía. Cada uno tiene una indicación en un tipo específico de glaucoma y esto está permitiendo el realizar cirugías más precoces, menos agresivas. Para glaucomas más avanzados, ha salido una válvula con la que se puede regular el flujo externamente. Mediante un imán, se puede abrir o cerrar, después de operar, en función de la bajada de tensión intraocular. Si a un paciente le baja demasiado, se puede cerrar la válvula con ese imán y, si filtra poco, se puede abrir más. En resumen, “podemos calibrar en el posoperatorio la respuesta del paciente”. Pandemia de miopía Para Muñoz Negrete, hay una verdadera pandemia de salud visual que se ha agravado con la crisis sanitaria del coronavirus. Es la pandemia de miopía. Recuerda que el desarrollo de la miopía está en relación fundamentalmente con utilizar más la visión de cerca. Esta incluye pantallas, dispositivos electrónicos, libros, ordenadores. Igualmente, “se ha comprobado que el desarrollo de miopía se reduce si se hace más actividad al aire libre”. Cuando estamos al aire libre, estamos utilizando una visión de lejos y recibimos la luz solar, que parece que de alguna manera favorece que el ojo no se haga miope. “Nuestros ojos se adaptan a nuestras necesidades. En la evolución natural de la especie, si la especie utiliza mucho la visión de cerca, la tendencia es que los ojos se vayan alargando y se incremente la incidencia de miopía”, reflexiona. Al contrario, en países subdesarrollados, en los que dependen más de la visión lejana, la tendencia es a que el ojo vea mejor de lejos y tenga menos necesidades de cerca. Así, la miopía es mucho más frecuente en países que necesitan más la visión de cerca. ¿Qué pasó con la Covid-19? No salíamos a la calle, con lo cual nuestra utilización de la visión de lejos era muy reducida. No realizábamos actividades al aire libre, con lo cual la influencia de la luz solar sobre el desarrollo del ojo la perdíamos. Lo que estábamos era continuamente con pantallas, ordenadores, televisión. Por ende, la Covid-19 ha supuesto un incremento de la tasa de miopía en la población general. Para cuidar los ojos, “lo que hay que hacer es tener hábitos higiénicos razonables”. Es importante tener un número mínimo de actividad al aire libre, bien de ejercicio físico, de deporte. Si reducimos la cantidad de horas que los niños están jugando, interaccionando en la calle y los tenemos más tiempo en casa, “eso sí que es descuidar la salud ocular, porque pueden incrementar la miopía”. Otra recomendación es protegerse de la radiación ultravioleta con unas gafas de sol adecuadas y con un buen filtro ultravioleta. “Muchas de las patologías oftalmológicas, y algunas irreversibles, están relacionadas con la luz ultravioleta del sol. Si no nos protegemos de la luz ultravioleta del sol, la incidencia de lesiones de la conjuntiva, como el pterigion, es mayor. La incidencia de cataratas también es mayor y aparecen más precozmente. La degeneraciónmacular y las lesiones de la retina surgen de una forma más precoz. Este es quizá uno de los cuidados más primordiales”, subraya. Por lo demás, tampoco hace falta cuidados especiales. Tener los descansos razonables de lectura y de uso de ordenadores y, si hay alguna molestia ocular, aplicarse alguna lágrima artificial. ¿Cómo tiene que ser la relación entre el oftalmólogo y el óptico optometrista para cuidar la salud de los ojos de la población? “De actitud colaborativa, de trabajo en equipo”, responde. Razona que el óptico optometrista cada vez está mejor preparado, cada vez posee mejor formación. Comenta que tiene un papel importante no sólo en el cuidado, sino también en la investigación en el campo de la visión. “El papel del óptico optometrista está principalmente en la valoración de la agudeza visual y de los defectos refractivos”, sostiene. En los hospitales, la labor que tiene es técnica, de realización de las diferentes exploraciones oftalmológicas y también técnicas ortópticas que le indique el oftalmólogo. Aunque los optometristas expertos pueden ser capaces de discernir algunas anomalías que salen en estos aparatos, es el oftalmólogo el que debe llegar a un diagnóstico definitivo y prescribir un tratamiento. En los cuatro últimos años, ha salido en primer lugar Francisco José Muñoz Negrete nos aclara que, para el MRS, se realiza una valoración cuantitativa de una serie de aspectos de cada servicio, tanto de centros públicos como privados, como el nivel de asistencia, el número de pacientes que atiende, las diferentes patologías, el número de cirugías que realiza, el aparataje y las demoras. También tiene en cuenta aspectos de investigación y de docencia. Además, se efectúa una encuesta a nivel nacional entre profesionales sanitarios de diferente índole, no sólo médicos, y entre pacientes acerca de qué servicios son los más prestigiosos. “Globalmente, teniendo en cuenta todos estos factores, elaboran un ranking de puntuación, en el que, en los cuatro últimos años, el Servicio de Oftalmología del Hospital Ramón y Cajal ha salido en primer lugar”, informa. “SE HA COMPROBADO QUE EL DESARROLLO DE MIOPÍA SE REDUCE SI SE HACE MÁS ACTIVIDAD AL AIRE LIBRE”

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