IM OPTICAS nº 6

8 Sobre todo, teniendo en cuenta que él, que es un profesional óptico, ha tenido que invertir en equipos y pagar por licencias físicas, pero en cambio podría abrir en Internet una página donde “vender gafas progresivas online, domiciliar la página en Luxemburgo y pagar un 2% de impuestos”, una actividad que no se lo prohibiría nadie. Y, además, “no tendría ni que ser óptico optometrista, puede hacerlo cualquiera”. En definitiva, lamenta, “no tiene mucho sentido que se pueda hacer una cosa así y la otra no”. Asimismo, señala las dificultades que tuvo que superar para poner en marcha su negocio: “La normativa que tuvimos que cumplir para una óptica en un pueblo de 1.500 habitantes es igual de estricta que en una ciudad enorme”. En esta línea, considera que “en algún momento habría que flexibilizarla y adaptarla a las particularidades de cada sitio”. Y, reconoce, que “si las tasas que debe pagar cada vez que visita un pueblo no costasen tanto, a lo mejor una tarde a la semana podría ir a dos o tres pueblos pequeños más”. Las condiciones que deben reunir los pueblos para que sean mínimamente rentables es que sean “más o menos grandes y que no esténmuy alejados entre ellos, pero sí de poblaciones más grandes donde haya una óptica”. Donde él se mueve, explica, “la ópticamás cercana está a unos 45 kilómetros a la redonda y son pueblos de entre 1.500 y 2.000 habitantes, que están a 15 o 20 kilómetros de distancia entre sí”. Revisiones cercanas y facilidad de adaptación Todo ello, teniendo en cuenta que el 98% de las personas mayores de 65 años necesita gafas y, parte de este sector de la población, vive en un entorno rural que no dispone de transporte para acudir a un centro óptico. En este sentido, Paniagua remarca que, no es que no importe socialmente la salud visual de las personas mayores, “es que realmente lo que está abandonado es el entorno rural”. Del mismo modo, el 30% del fracaso escolar está asociado a problemas en la visión. “Los niños tampoco pueden desplazarse por ellos mismos y los padres no siempre pueden llevarles a la óptica en una edad en la que aún se pueden corregir defectos”, explica el fundador de Gafasvan. De hecho, “muchos de ellos aprovechan el tiempo libre de los recreos para graduarse las gafas o mirarse la vista”. Y concreta: “Los padres, en lugar de tener que coger el coche y desplazarse, aprovechan la media hora que tienen de recreo para que los niños se gradúen o se pongan lentillas”. Sobre todo, teniendo en cuenta que la adaptación de las lentillas “es todavía más complicada”, ya que “tienes que ir un día a graduarte y luego probarte que te queden bien distintos días con más horas de uso”. En España hay una óptica por cada 5.200 habitantes, mientras que Gafasvan tiene cerca de 8.000 habitantes en los cinco pueblos que cubre. “La cifra es vital porque es importante acercar el sector óptico a la población rural, donde el acceso a los servicios ópticos es muy reducido”, señala. En este sentido, incide, “hay gentemayor que deja de hacer muchas cosas porque no tiene gafas”. Y, cuando habla de dejar de hacer cosas, se está refiriendo a cuestiones de ocio, “algo fundamental para una persona mayor, sentirse importante y sentirse activa”. Y, en lo relativo a actividades diarias, también: “Mucha gentemayor pierde seguridad en susmovimientos, en desplazarse en su propia casa, en cocinar, enhacermuchas cosas porque no tiene acceso a cambiarse de gafas o que se han hecho unas gafas progresivas hace 20 años, porque le llevó su hijo a la óptica de la ciudad, y ahora tiene 85 y no se las ha vuelto a cambiar”. Entonces, no se trata únicamente de una necesidad de ocio, “que es una parte fundamental en las zonas rurales, donde no haymuchas cosas que hacer y muchas personas mayores se juntan con tres o cuatro amigos a jugar a las cartas un rato por la tarde o a tomar un vino”. “DEBEMOS ADAPTARNOS Y COMPETIR CON LA VENTA ONLINE ANTES QUE LIMITARLA O PROHIBIRLA” © José Castillo

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