IM OPTICAS nº 9

57 residuos generan, las categorías son las siguientes: “El plástico P, más blando; el plástico HDP, más duro; el metal, puesto que se encuentran residuos en grandes cantidades; el bambú, que, aunque no sea un residuo, es un árbol que crece muy rápido y es muy fácil conseguir en China, y, por último, la goma con la que está hecha el neumático, uno de los materiales que más contamina”. En este sentido, no oculta que fabrican en China “porque es el país donde es más fácil producir, hay más medios y herramientas y es más barato”. Partiendo de eso, “intentamos compensarlo de alguna manera, con los vertederos”. Lamentablemente, la voluntad de contribuir a la mejora del medio ambiente acarrea riesgos a día de hoy. En primer lugar, “no ser una alternativa para la sociedad”. En otras palabras, “que, por lo que sea, el hecho de ser una gafa ecológica dé igual”. Y luego, “el hecho de que no podamos adaptar nuestros materiales a las tendencias que haya cada año, por el motivo que sea”. Y ejemplifica: “Un modelo de una forma de gafa que no sea posible moldear con plástico P”. En definitiva, “no ser capaces de adaptar los materiales a aquellas formas que están de moda”. Por suerte, ha cambiado la percepción de la sostenibilidad en estos años: “Ha nacido el concepto ‘clean washing’, haciendo referencia a un producto que no deje residuos”. Sin embargo, es importante ser cuidadoso: “Actualmente, cuando una marca dice que es sostenible, su credibilidad se ve un poco truncada, porque todo el mundo ahora es sostenible, cuenta con paquetería reciclada o tiene una línea sostenible”. Más allá del marketing Para poder diferenciar a las empresas preocupadas realmente por el medio ambiente de las que simplemente siguen la moda, según Eli Novillo, es imprescindible fijarse en un conjunto de cuestiones: “Valorar de dónde viene esa marca, con qué condiciones cuentan los trabajadores en esa empresa o qué certificaciones avalan a la empresa, son diferentes factores a tener en cuenta”. Al fin y al cabo, que existan empresas que fingen o que se suman al carro de la sostenibilidad perjudica a aquellas que realmente están preocupadas por el medio ambiente. En su opinión, “que haya ciertas empresas que digan ser algo que no son, no es beneficioso para la credibilidad de las demás, porque se puede llegar a pensar que lo único que buscan todas es un beneficio económico, porque al final somos empresas”, razona. Sobre todo, teniendo en cuenta que “la sostenibilidad es mucho más que una estrategia de marketing”. De hecho, Novillo se pregunta hasta qué punto las empresas que realmente están preocupadas por ello lo utilizan como una estrategia de marketing. Por lo que respecta a Parafina, “sobreentendemos que los clientes que nos siguen dan por hecho que somos ecológicos, no es algo que utilicemos en demasía para publicitarnos”. De hecho, tanto este año como el anterior, su estrategia está mucho más enfocada al diseño de la marca y en proporcionar un toque más moderno, “porque la sostenibilidad ya está en nuestro ADN y no es algo que tengamos que exaltar”. Perspectivas de futuro A corto plazo, Parafina está intentando trabajar en la notoriedad, “ya que queremos que se nos conozca y se nos tenga como referencia en el mundo de la gafas y, en especial, en el sector de moda sostenible”. Sea como fuere, Parafina pretende “educar a la gente en que la sostenibilidad de un producto no implica que no pueda ser moderno o seguir las tendencias”. En otras palabras, “unas gafas no tienen porqué ser feas por el hecho de que sean recicladas”. Por consiguiente, están intentando “paliar todo lo malo que trae el consumo masivo y el consumo de productos que perjudican al planeta”. En definitiva, “estamos en un sector donde es necesario ir todos hacia un mismo punto, utilizar materia prima reciclada e intentar reducir toda la basura que hemos generado, ya sea en el sector óptico o en cualquier otro”, concluye.

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