IM OPTICAS nº 9

81 En España, seis de cada 10 (62,5%) universitarios son miopes. En términos generales, afecta al 5% de los niños y niñas en edad preescolar, al 9% de los niños y niñas en edad escolar y al 30% de los adolescentes. De hecho, la miopía ya está considerada como una pandemia global por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que vaticina que en 2050 la mitad de la población será miope. En el caso de los más pequeños, la prevalencia de la miopía se doblará del 10% al 20%. Los factores que la provocan son diversos y, a pesar de su componente genético, los hábitos actuales favorecen su aparición y evolución. Entre otras cuestiones, abusamos del uso de la visión cercana, visualizando pantallas, especialmente de ordenadores y teléfonos. En contraposición, existen otros factores que pueden prevenirla. Pasar tiempo al aire libre puede ayudar a reducir el riesgo de padecer miopía e, incluso, a estabilizar su progreso. Para concienciar sobre su conveniencia, el Col·legi Oficial d’Òptics Optometristes de Catalunya (COOOC) presentó a finales de abril la iniciativa ‘Más deporte, menos miopía’. La presentación de la campaña contó con la participación del presidente del COOOC, Joaquim Grau, y de su vicepresidente, Alfons Bielsa. La miopía es una respuesta inteligente a una demanda reiterada de la visión de cerca. Nuestros ojos están preparados para ver de lejos, pero como el organismo tiende a buscar la eficiencia, cuando pasamos demasiado tiempo mirando de cerca, el ojo desarrolla un estado permanente de enfoque. Se caracteriza porque el ojo es más largo o más grande de lo normal. La córnea o el cristalino tienen una forma anormal. Esto provoca que las imágenes se generen ante la retina, y no encima. Es decir, el ojo tiene un exceso de potencia y presenta más dioptrías. Se corrige con lentes negativas y, por lo tanto, la graduación se representa con una resta. La miopía no es una enfermedad sino una disfunción visual con un componente genético muy elevado. “La miopía tiene un factor genético, pero la cosa va más allá: si la genética predispone, el ambiente dispone”, afirmó Grau. En este sentido, existen factores ambientales y hábitos que favorecen su aparición y evolución, mientras que otros, como el deporte al aire libre, ayudan a controlarla. En concreto, no es la práctica de deporte en sí misma, a pesar de todos los beneficios que nos aporta a la salud en general, sino el hecho de disfrutar de ratos al aire libre. Esto se debe principalmente a dos motivos. Por un lado, predomina la visión lejana. Por otro lado, está demostrado que la luz solar tiene un efecto inhibidor de la miopía. Básicamente, la luz estimula la liberación de dopamina en la retina, la cual bloquea el alargamiento del ojo que se produce durante el desarrollo de la miopía. A pesar de que no está considerada una enfermedad, sino una disfunción visual, a partir de las 6 dioptrías ya se puede considerar un ojo patológico que a la larga puede implicar importantes problemas visuales y oculares. Una persona con más de 7 dioptrías multiplica por 44,2 las posibilidades de sufrir un desprendimiento de retina y por 126,6 las de una maculopatía. La miopía es una respuesta inteligente a una demanda reiterada de la visión de cerca. Nuestros ojos están preparados para ver de lejos, pero como el organismo tiende a buscar la eficiencia, cuando pasamos demasiado tiempo mirando de cerca, el ojo desarrolla un estado permanente de enfoque.

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