José Gallardo Reyes es óptico optometrista de González Ópticos en Badajoz. Eligió ser óptico porque esta profesión le atraía. "El mundo de las lentes oftálmicas, la lentes de contacto y la audiología", concreta, pero también "el ayudar a los demás a mejorar su calidad de vida".

Con 29 años de experiencia y experto en Optometría avanzada y Salud visual, y técnico superior en Audiología Protésica, su día a día en la óptica pasa por "una atención personalizada a los pacientes que vienen a la óptica a demandar problemas refractivos y uso de lentes de contacto", explica. Unos clientes que, sobre todo, piden "gafas graduadas, lentes de contacto, líquidos de mantenimiento y soluciones al control de la miopía", afirma.

A lo largo de toda su carrera ha tenido alguna que otra anécdota divertida. Como una en la que "en una adaptación de lentes de con tacto, el paciente me dijo si las lentillas desechables se podían comer", explica. O la de otro paciente que "me dijo que se le había metido un mosquito en el ojo y que estaba seguro que le había cambiado la graduación", comenta. Aunque, sin duda, la más rocambolesca es la de un paciente que, "a la hora de preguntarle qué problema visual tenía, me decía que confundía los postes de la entrada de la finca con caballos percherones. Por lo que lo mandé directamente al psicólogo", expone.

Lo que más valora de su profesión es "el ayudar a los pacientes a ver el mundo un poquito mejor y mejorar, con medios ópticos, su vida social, laboral y familiar". Algo que ha conseguido hacer más fácilmente gracias a los cambios que ha vivido la profesión en los últimos años. "Más medios técnicos, mejoras en lentes oftálmicas, mejora en lentes de contacto, un mayor seguimiento de los pacientes…", señala. Destacando las novedades en "las ayudas y medios para el control de la miopía, así como en la innovación en materiales de las lentes de contacto", comenta.

Respecto a los cambios en la percepción que tienen sus clientes de los ópticos desde la pandemia, José Gallardo cree que sí que ha habido una evolución. Y así lo argumenta: "Al estar metidos en el gremio de establecimientos sanitarios, la gente nos valora más. Además, durante esa época, estuvimos como óptica de urgencia, y los pacientes nos lo agradecieron bastante", asevera.

Lo que más miedo le da en el futuro es la digitalización de las empresas. En ese sentido, José Gallardo considera que "es importante, pero no me gustaría que se perdiera esa calidad humana, esa atención al paciente y el poder ayudar a mejorar sus emociones", manifiesta.

Respecto a lo que debería cambiar en su profesión, lo tiene claro: "La lucha de precios de la competencia y dar más valor emocional al producto sanitario que adquiere el paciente", concluye.