A Raquel Marroquín González le avalan sus estudios de óptica por la Universidad Complutense de Madrid, de óptica optometrista por la Universidad de Granada, un grado en óptica optometrista por la Universidad Europea de Madrid y más de 35 años de experiencia. Empezó trabajando en ópticas ajenas y desde 1988 es propietaria del establecimiento sanitario de óptica Centro Óptico Miajadas, en la población cacereña del mismo nombre.

En su óptica, nos indica, "tenemos varias especialidades: adaptación de progresivos, visión infantil, baja visión y la adaptación de todo tipo de lentes de contacto". Sin embargo, "lo que más demandan nuestros clientes es la parte clínica de nuestro gabinete, refracción y cuidados visuales", apunta.

Para ella es importante la confianza que sus pacientes depositan en ellos. "Confían en nuestro asesoramiento al ofrecerles los mejores productos, cristales graduados y monturas de moda. Tienen mucha confianza en nosotros. Saben que les ofrecemos lo mejor, según sean sus necesidades", señala.

Aunque, a lo largo de su dilatada experiencia, se ha encontrado de todo, incluidas algunas anécdotas curiosas. Como la de una niña con mucha hipermetropía que "al entregarle las gafas, le dijo a su madre `mami, ya no tienes la cara plana´", comenta. O cuando "al adaptar las lentes de contacto a una paciente con mucha graduación, que nunca se había visto su lado izquierdo, se asustó al verse su propio brazo izquierdo", explica.

Lo que más valora Raquel Marroquín de su profesión es que le permite "sentir una satisfacción personal de que realmente ayudo a mucha gente a ver el mundo de mejor manera", comenta. Aunque lamenta lo que ha cambiado este sector a lo largo de los 38 años que lleva ejerciendo. La percepción que ella tiene es que "hay dos ramas. Una, que apoyamos y valoramos la profesionalidad. Nos formamos para ofrecer lo mejor y lo último a nuestros clientes. Y otra rama en la que se prima el precio. Oferta y más oferta. Tirando la profesión por los suelos y dando una imagen malísima. Como si nuestro trabajo no tuviera un precio", nos explica.

Sobre el futuro, esta óptica optometrista comenta que "lo que más me gustaría sería que la óptica tuviera más presencia en Atención Primaria y que todo el colectivo fuese profesional". Y añade: "Que se controlara más la venta por internet y que todos mis compañeros cobraran por sus servicios".

A pesar de todo ello, Raquel Marroquín está contenta por las novedades y adelantos de la optometría en los últimos tiempos, destacando el "gran avance tecnológico del sector". En este sentido, confiesa que hay "una aparatología que ya hubiera querido tener desde mis comienzo". Destacando "la OCT, tomografía de coherencia óptica, de la cual me confieso enamorada", afirma. También añade otros ejemplos como "topógrafos, sin los cuales no adaptaría las lentes de contacto. Biómetro, para llevar a cabo los controles de miopía, o las lámparas de hendidura, que te permiten la observación y detección de problemas oculares".