Paloma Romero Medal lleva casi 17 años ejerciendo como óptico optometrista. "Cuatro años como trabajadora en A Coruña y hace trece, mi marido y yo fundamos Óptica Migoya, en la calle Marqués de Teverga, en Oviedo", explica. Donde es directora técnica de la óptica y gerente.

Aunque en un principio estudió óptica debido a su interés por la física y las matemáticas, "la realidad es que a nivel laboral es una profesión centrada en mayor medida al ámbito sanitario", comenta. Y sin darse cuenta, "pronto, el trabajo en gabinete, el trato con el paciente y la formación continuada, hizo que el trabajo fuese enriquecedor", aclara.

Un trabajo que, en su día a día "se compone de muchas actividades", afirma. La razón es que Óptica Migoya es "una óptica pequeña e independiente en la que hacemos todas las labores que se incluyen en ella. Desde exámenes optométricos, adaptación de lentes de contacto, adaptación de lentes especiales, montaje de gafas en taller, asesoramiento en monturas de graduado y de sol, búsqueda de marcas independientes y vanguardistas, recomendación a cada paciente de la gafa que se adapte a su fisionomía y a sus necesidades, hasta asesoramiento en lentes oftálmicas e información de las últimas tecnologías. Incluyendo también audiometría y adaptación de audífonos", explica Paloma Romero. A lo que hay que sumar "todas las labores de gestión financiera". Según Paloma Romero lo que más demandan sus clientes "es un trato personalizado y cercano". Argumentando, "creo que cuando vas a revisar tu visión o a comprarte unas gafas necesitas confiar en la persona que te asesora. Sentirte cómodo y saber que te están recomendando lo que necesitas".

En ese sentido, lo que más valora de su profesión "es la paciencia y la conexión con el paciente, ya que este trabajo cara al público no siempre es fácil", afirma.

Y también incide en las últimas novedades del sector en los últimos tiempos, entre las que "destacaría el diseño de lentes cada vez más personalizadas, los tratamientos para el control de la miopía, y los materiales de las monturas cada vez más técnicos, y a la vez, con diseños más vanguardistas y especiales", asevera. Respecto a los cambios acaecidos en su profesión en los últimos años, esta óptico optometrista de Oviedo señala que "el sector se ha dividido en dos vertientes. Por un lado, el cliente que busca algo rápido y barato, el cual incluso busca sus productos por internet. Y el cliente que busca una experiencia personalizada, gratificante y enriquecedora", apunta. Una división en el sector que Paloma Romero considera que seguirá en el futuro.

Un futuro en el que cree que "debería cambiar el valor por nuestro trabajo, nuestro tiempo y nuestra formación", asegura, y añade: "Creo que la propia industria de la óptica se ha encargado de desprestigiarnos en ese sentido, y deberíamos crear valor a nuestros servicios. Algo que, en muchas ocasiones, conlleva mucho tiempo y aprendizaje", afirma con contundencia.