Conocer su funcionamiento y saber diagnosticar, tratar y prevenir los trastornos relacionados con el oído es en lo que se centra la audiología. Encargada, en definitiva de nuestra salud auditiva.

Para conocer la importancia de nuestra salud auditiva, primero debemos ver cómo funciona. Toda audición se inicia con una fuente de sonido que se propaga por ondas a través del aire que le sirve de medio de transporte. Sin ese aire no escucharíamos nada. Primero nos, llega al pabellón auricular, de allí pasa al oído medio y, por último llega al cerebro, que es el que decodifica e interpreta las ondas procedentes de la fuente de sonido. El cerebro, por tanto, es el responsable de la audición. Si el cerebro no recibe toda la información sonora a través de los oídos, tiene que trabajar más, y ese esfuerzo adicional, puede provocar consecuencias negativas para el individuo, como envejecimiento prematuro del cerebro o cambios en su forma de funcionar que le pueden provocar caídas, fatiga, estrés, aislamiento social o depresión. E incluso, un mayor riesgo de padecer demencia, hasta cinco veces más que las personas con una buena audición.

Más problemas auditivos en el futuro

Según un informe mundial sobre audición presentado en marzo de este mismo año por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las previsiones indican que una de cada cuatro personas presentará problemas auditivos en 2050. Para revertir estos datos, lo mejor es la prevención y la detección del problema, como primer paso para tratar la pérdida auditiva y las enfermedades del oído relacionadas con ella.

En la mayoría de los casos, los problemas auditivos se deben a causas congénitas, factores hereditarios, complicaciones en el embarazo, por el uso inadecuado de ciertos medicamentos, por la contaminación acústica y como consecuencia de infecciones o enfermedades del oído, entre otros motivos.

Quien más y quien menos ha sufrido alguna afección en el oído, aunque muchas veces no le haya prestado mucha atención. Desde una otitis media, un tapón de cera o laberintitis, hasta afecciones más complicadas como colesteatoma, otosclerosis o Síndrome de Ménière. Una de las causas más comunes del inicio de pérdida de audición.

La mayoría de las enfermedades del oído se pueden curar con un tratamiento farmacológico o quirúrgico y, en muchos casos, se revierte la tendencia y se recupera audición. En el caso de pérdida irreversible, la rehabilitación permite que las personas afectadas puedan llevar una vida más o menos normal, sin consecuencias adversas. Tecnologías auditivas como los audiófonos o los implantes cocleares, siempre acompañados de apoyo y rehabilitación, son eficaces, tanto para niños como para adultos.

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