IM OPTICAS nº 5

11 Sara Rodríguez Federópticos Faidiel de Gijón (Asturias) Sara Rodríguez García, directora técnica en Federópticos Faidiel de Gijón, no se hizo óptica por vocación. En su familia no había ningún óptico y, hace unos años, ni siquiera conocía esta carrera. Lo suyo fue por practicidad. Conoció “la profesión a través de unos amigos de la familia que eran optometristas, me hablaron de la alta demanda de profesionales de la óptica que tenía mi comunidad autónoma (Asturias), y eso me hizo decidirme”, explica. El día a día en la óptica es bastante monótono, según Sara Rodríguez. “Graduamos, hacemos revisiones visuales, adaptamos lentes de contacto y audífonos…nuestro trabajo en la óptica es 50% clínico y 50% comercial. Invertimos mucho tiempo en la venta. Nos gusta explicarle al cliente qué tipo de lentes existen, qué tratamientos, y les argumentamos porqué esa montura les iría mejor que esa otra”, comenta. La ubicación de la óptica, en la calle General Suárez Valdés de Gijón, les hace tener una clientela envejecida, por lo que Sara Rodríguez afirma que lo que más demandan sus usuarios “son lentes progresivas y un trato familiar a partes iguales”. En ese sentido, añade, “la gente mayor necesita cariño y vienen a desahogarse aquí. Se sienten solos y aprovechan cualquier momento para charlar y contarte su historia personal”. A pesar de ello, la historia que más le ha conmovido es la de un niño de cinco añitos al recoger sus primeras gafas. Nos cuenta que “el pobre tenía seis dioptrías de astigmatismo sin corregir. No había visto bien nunca. Hacía las revisiones habituales de pediatría y nunca le habían detectado nada”. Por casualidad llegó a su óptica y al hacerle un screening rápido, se llevaron la sorpresa de su agudeza visual. Al recoger sus gafas, alucinó. “Se las enseñaba a su madre para que se las pusiera ella y solo repetía una y otra vez: mira mamá, mira qué bien se ve”, nos explica Sara Rodríguez. Sara Rodríguez tan solo lleva ocho años ejerciendo esta profesión, pero ya le ha tocado vivir una de sus etapas más crítica: la pandemia. Más allá del caos inicial, cree que “el Covid-19 nos ha ayudado a que nos vean como profesionales esenciales, y eso es algo positivo”. Sin embargo, respecto al futuro, Sara Rodríguez considera que “es difícil saber hacia dónde se dirige nada”. Y añade: “Estamos en un punto muy complicado a nivel económico y social. Pero también creo que tenemos a nuestro alcance muchas herramientas que debemos potenciar para poder mantenernos a flote, diferenciarnos y ofrecerle al paciente algo que no pueda conseguir online”. En ese sentido, cree que es necesario que la visión que los clientes tienen de ellos debe cambiar. Como ella misma comenta, “un óptico optometrista es un sanitario, un profesional de la atención primaria, pero la gente de la calle nos sigue viendo como dependientes”. Por ello, señala, “creo que deberíamos valorarnos más, porque si no lo hacemos nosotros mismo, no podemos pretender que el público nos vea como los profesionales que realmente somos”. Afirmando con rotundidad que “el cambio que nuestra profesión necesita solo depende de nosotros: cobrar honorarios profesionales, separar claramente la parte clínica de la parte comercial y ofrecerle al paciente ese ‘algo más’ que sabemos hacer y no hacemos, porque estamos más preocupados en venderle unas gafas que en hacer, por ejemplo, una buena anamnesis, mirarle el sistema de acomodación y vergencias, o coger el oftalmoscopio y comprobar la integridad de su mácula”. Para concluir: “Eso sería bueno para todos: paciente, profesional y empresa”. ““TENEMOS A NUESTRO ALCANCE MUCHAS HERRAMIENTAS QUE DEBEMOS POTENCIAR PARA PODER MANTENERNOS A FLOTE, DIFERENCIARNOS Y OFRECERLE AL PACIENTE ALGO QUE NO PUEDA CONSEGUIR ONLINE”

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