IM OPTICAS nº 5

43 camente igual el porcentaje que asegura que o no lo considera necesario, o no lo necesita (29% en esta oleada respecto al 30% de la anterior). Ya sea con pandemia o sin ella, siete de cada diez entrevistados cree que basta con revisarse la visión una vez al año, y con un nivel de respuestas similar sin importar sexo o edad. De hecho, para casi ocho de cada diez personas la crisis sanitaria no ha influido en ningún sentido. Los otros cerca de dos de cada diez son, sobre todo, mujeres, que han acudido conmenos frecuencia a sus establecimientos ópticos. Miopía: la otra pandemia En el apartado dedicado a la salud visual de la población en España, la patología con más prevalencia se ha disparado hasta afectar al 37% del total en 2021. Supone un aumento de un 9% más respecto a la oleada anterior (año 2017). Le sigue el astigmatismo (crece 11 puntos porcentuales hasta el 35%), y la presbicia, que también aumenta (del 16% en el anterior sondeo al 22% del año pasado). Las mujeres son el grupo de población más afectado por la miopía y el astigmatismo. Por tanto, no es de extrañar que los españoles perciban que ha empeorado su salud visual: aquellos encuestados que aseguran no tener ningún problema visual son el 24%, cuando en 2017 suponían el 33% del total. Una preocupación que se refleja en el cuidado por la salud en general (es importante para el 49% de la población) y la salud visual, en concreto (que lo es para el 50%). Y es que el sentido de la vista es el más valorado por la ciudadanía de manera mayoritaria: para más de 9 de cada 10 personas (92%), sigue siendo su sentido más valioso. “Por lo tanto, a priori, la salud visual se mantiene como aquella más importante en cuanto a sentidos se refiere”, enfatizan desde el órgano colegial. Dichos resultados apenas sufren variaciones en cuanto a género o edad. Al igual que con la parte referida a la pandemia, son las mujeres las que mayor preocupación muestran tanto por su estado general de salud (54%) como por su salud visual (57%), siendo además significativo en comparación con los hombres (45% y 42%, respectivamente). Las gafas, reinas indiscutibles De lo que no hay duda es de que las gafas graduadas son el producto para compensar la visión más extendido: el 84% de las personas entrevistadas que presentan problemas de salud visual usan gafas graduadas, lo que equivale a hasta un 64% de la población. En segundo lugar, pero en una tasa muchísimo más reducida de uso, están las lentes de contacto o lentillas (el 17% de los encuestados; un 13% de la población). Es preocupante que hasta un 9% de las respuestas provengan de personas con problemas de salud visual que no utilizan ningún sistema de compensación para su vista. Si, como se ha extraído antes, la preocupación por la salud visual era mayoritariamente cosa de mujeres, también lo es en cuanto al uso de gafas graduadas. Igualmente, ellas hacen Tres de cada diez personas no se revisan la visión Estadísticamente, la noticia positiva es que solo tres de cada diez españoles no se revisan la visión periódicamente. Otros siete sí que acuden regularmente a comprobar el estado de su salud visual. Los jóvenes son los que menos costumbre tienen de ir a las revisiones (aunque baja el porcentaje (del 44% en 2017 al 38% en 2021). Sobre todo, estas se realizan en ópticas. Le sigue como segunda opción el oftalmólogo del seguro privado de salud, y en tercer lugar, los centros de salud. Son los jóvenes los que siguen mostrando un mayor hábito de revisarse la visión en el establecimiento de óptica frente a otros colectivos de más edad (65%). más uso de las lentillas que los hombres y, en este punto, son un producto muy utilizado por la población más joven. En cuanto al tipo de gafas graduadas, seis de cada diez son usuarios con lentes normales (un 29% de la población con problemas visuales), mientras que casi cuatro de cada diez utilizan gafas con lentes progresivas (un 18% de la población con las mismas características). “Cuanto mayor es la población, más se acentúa el uso de gafas con lentes progresivas”, apuntan los autores del libro. La vida media “útil” para este sistema de compensación de la vista es de dos años para casi uno de cada dos usuarios (46%, índice que ha aumentado respecto al de la oleada anterior), y mayor para casi cuatro de cada 10 entrevistados (39%, aunque en esta oleada ha disminuido hasta 13 puntos). Consultados por los motivos del cambio de sus gafas graduadas, el 66% responde que lo hace por la necesidad de actualizar la graduación, razón que crece un 13% respecto a 2017. Para otro 30%, es hora de escoger otras debido a la rotura de las que tenían. Solo el 14% cambian de gafas por una cuestión de estética. Si el porcentaje de cambio real de unas gafas está en una vez cada dos años, los entrevistados coinciden con esa periodicidad, considerando hasta el 47% que el cambio bianual es la frecuencia correcta y la adecuada. La brecha aumenta en aquellas personas que cambian con menor frecuencia a la mencionada, “pese a que se sabe que no es la frecuencia más adecuada”. En último lugar, desde el CGCOO plantean a su muestra poblacional por qué usar gafas y no lentes de contacto. Según el 40% de las respuestas, es porque son más cómodas. Le sigue como segundo motivo la prescripción profesional a usarlas (19%), y el uso esporádico de estas (16%). Crece la confianza en los establecimientos de óptica No cabe duda de que algo ha cambiado con la crisis sanitaria, y eso también se aprecia en la percepción que tienen los

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